En la época en que Freud ejerció la carrera de médico[1], recordemos que en 1881 obtuvo la licenciatura en medicina, la medicina tenía un concepto de la enfermedad eminentemente somatológico. En ese contexto, la práctica solo consideraba aquellas patologías que se manifestaban produciendo un daño en alguno de los órganos o sistemas del cuerpo. No se tenía en cuenta, en modo alguno, las afecciones de la “psiqué” o la influencia de ésta sobre el resto del cuerpo. A los pacientes que acudían a la consulta con algún síntoma, y en los que no se encontraba signos evidente de una enfermedad, se les decía que su dolencia era imaginaria o una simulación.
Además de ser considerado “el padre del psicoanálisis”, Freud fue un brillante investigador. Entre alguno de sus aportes se cuentan el haber formulado una técnica con sales de oro para el análisis del tejido nervioso así como también de haber participado en estudios sobre el poder analgésico de la cocaína --en tanto objeto farmacológico-- por su potencial de acción sobre el dolor profundo.
Era un investigador de laboratorio de primera línea, pero la vía de la investigación requiere de recursos de los que el joven Freud, con poco dinero y varios hijos, no contaba. Por consejo de un amigo suyo, Breuer[2], emprendió el camino de la clínica.
A Freud comenzaron a llegarle pacientes (o padecientes) a los que la medicina de la época no podía dar respuesta. En general eran mujeres, las famosas histéricas de fin de siglo, que llegaban con parálisis, hemianopsias, afonías, tos persistente, que no reconocían causa orgánica alguna. Eran los cuadros de la gran histeria de aquellos tiempos. Personajes paradigmáticos como el de Ana O[3]., tratada por Breuer, que culminó en un estado de invalidez casi total, eran la muestra de que estas afecciones trastocaban la existencia de los sujetos en niveles extremos.
Es a partir de la clínica que Freud comienza a gestar la idea de que la mente humana pareciera funcionar en más de un estrato. Eso era lo que sus pacientes le mostraban a diario, que la mente humana no podía ser reductible a un solo sistema. Son estas experiencias las que lo llevan a proponer la hipótesis del inconsciente. Y es a partir de este descubrimiento de Freud que los psicoanalistas comenzamos a trabajar con la hipótesis del inconsciente, hipótesis que considera que la mente tiene algo más --por lo menos un estrato más-- que el estrato consciente.
En la Salpêtrière[4], el descubrimiento y la decisión
A finales de 1885 Freud recibe una beca del gobierno para estudiar en París junto al neurólogo Jean Charcot[5], director en el manicomio de Salpêtrière, que trabajaba en el tratamiento de ciertas patologías mentales mediante la hipnosis. La carrera de Freud como neurólogo tomaría un rumbo diferente. Los estudios que realizó junto a Charcot[6], centrados en la histeria, terminarían por delimitar en Freud el campo cabal de su interés y es allí donde toma la decisión de abandonar la neurología. El trabajo "Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices" (1888-93)[7] podemos entenderlo como una divisoria de aguas entre los escritos neurológicos y psicológicos de Freud.
Freud publicó en 1895 los “Estudios sobre la histeria[8]”, libro que señaló el nacimiento del psicoanálisis. En él, los autores sostenían que las histéricas padecían “reminiscencias”, recuerdos fragmentarios de experiencias traumáticas (como los abusos sexuales), que irrumpen en las consciencia convertidos en fantasías de angustia. Una conceptualización que contradecía radicalmente la doctrina dominante, según la cual las enfermedades psíquicas tenían necesariamente un origen somático.
Fue en 1899 con su obra “La interpretación de los sueños[9]” con la que se apartará de la neurología definitivamente. En esa obra capital de Freud se encuentra la frase: “queda completamente fuera de nuestros intereses hacer que el aparato psíquico, que es de lo que aquí se trata, se corresponda con una preparación anatómica”.
El espacio-tiempo, la atemporalidad y la aespacialidad
El aparato psíquico es espacio-tiempo. Es lo básico, lo necesario para existir. De hecho se puede pensar que este aparato es una máquina del tiempo, de los tiempos. Contiene diferentes estratos temporales pero navega a su vez en el espacio-tiempo universal que es el producido por la gran explosión, el big bang[10]. Podemos pensar que no es la creación de todos los tiempos, pero sí el creador de nuestro universo. Creamos nuestro propio espacio-tiempo, el más singular, el más autista. Y mantenemos a su vez una tensión con un espacio tiempo colectivo, que no es otro que el social, el grupal, el del malestar de la cultura que nos toca vivir. El de la subjetividad de la época.
El tiempo es uno de los nombres de la castración. Pero, si, y solo si, entendemos que la castración universal es la entropía[11]. En toda operatoria se gana algo, a expensas de perder algo. La flecha del tiempo va en una sola dirección. Todos envejecemos en la misma dirección. Entonces, el tiempo es uno de los nombres de la castración.
El inconsciente atemporal de Freud, definición que recorre toda su obra, y desde la física relativista einsteniana, sitúa un espacio-tiempo en tanto par inseparable. A lo atemporal hay que sumarle lo aespacial. No hay uno sin el otro. Entonces, el aparato psíquico contiene lo atemporal y lo aespacial. Esta conceptualización se corresponde con la definición formulada por Lacan, al final de su obra, de inconsciente real. Pero además el inconsciente real se puede definir por contener elementos fuera de sentido, distintos al lenguaje como cadena simbólica. Como entender el inconsciente atemporal y aespacial sino como real. Por supuesto es algo que todavía sigo pensando.
El hardware y el software humano
Invitado por la Universidad de Morelia, México. Tuve un pequeño debate y reflexión con un neurocientífico, que pretendía desconocer la existencia del aparato psíquico, con argumentos que parecían retroceder 100 años. Todo termino cuando le pregunté "¿usted cree que esta notebook puede funcionar solo con el hardware, sin el software? Si esta notebook no puede funcionar sin el software, sin su aspecto lógico, ¿por qué pretende que un ser humano que es infinitamente más complejo, funcione sin un software, sin un aparato psíquico?"
Entonces una notebook tiene un aspecto físico con todos sus componentes, su núcleo o sus núcleos, su disco rígido, sus memorias son conocidas como el “hardware”, y un programa que no es reductible a su dimensión física sino que es aquello sin lo cual no podemos hacerla funcionar, el “software”. Que es información, compuesta de bites, y un bit es la magnitud de información, información que se distribuye por el hardware. Sin duda que sin el hardware no habría posibilidad de que el software funcionara. Esto es un simple ejemplo, aunque nos cuesta todavía pensar en cuatro dimensiones, porque el aparato psíquico solo se puede pensar en cuatro dimensiones, por eso lo digo de manera muy simple y coloquial. Y entendiendo, que un ser humano es infinitamente más complejo.
Isidoro Vegh, en una Conferencia llamada “La inteligencia artificial”[12] en la (U.N.R.) se dirigió a los psiquiatras y les preguntó ¿cuándo se vio alguna vez que, si aparece un virus en la computadora, se proponga actuar sobre el hardware? Subrayo cómo retorna el discurso médico, el discurso biologista al campo de la informática: un virus es una información que atenta contra el funcionamiento esperable de un programa. Es información, es un bit no esperado, un bit inoportuno. Supongamos que aparece un virus en una computadora, ¿se le ocurriría a algún especialista en computadoras, en informática, cortar un cable para que su efecto no pase a la pantalla, o introducir una sustancia química que impida que algunos de los sistemas funcionen, intervendría en el hardware? Y dice: seguramente algún grado de eficacia obtendría, pero arrastraría muchas otras ineficacias peores. Lo que se le ocurre a un especialista en informática es que, si entra un virus en una computadora, de lo que se trata es de proponerle a la misma computadora un antivirus. ¿Y que es un antivirus? Es otro programa, hay una especificidad del campo del software que no es reductible al campo del hardware. Entonces, podemos en principio aceptar que la hipótesis del inconsciente fue un anticipo freudiano sobre la eficacia del bit. En este sentido, el psicoanálisis y gracias a la genialidad de Freud, se anticipó en muchos años a lo que luego la informática nos presentó como la eficacia del bit. Deja de ser entonces una especulación hablar de la eficacia de una representación. Como decíamos, el problema no está en el órgano, sino en la representación.
A manera de conclusión
Al final de su enseñanza, Lacan nos propone una estructura que no acepta ni el modelo del hombre-máquina, monismo, ni el dualismo cartesiano cuerpo-mente que nos llevaría a una separación que no se condice con lo que nuestra praxis nos enseña. Lacan nos propone una estructura triádica que se presenta como paradigma, bajo el modo de lo que él llama los tres registros entendidos desde la escritura nodal. Por lo tanto, el paradigma con el que hoy trabajamos piensa al ser humano como lo Real del tejido, anudado en cada uno de sus puntos a lo Imaginario y a lo Simbólico.
Por lo expresado anteriormente, podemos decir que el psicoanálisis no es hijo de la psiquiatría, ni de la filosofía, ni de la psicología, es hijo de la neurología.
Como situamos, el tiempo es uno de los nombres de la castración. Pero, si, y solo si, entendemos que la castración universal es la entropía. En toda operatoria se gana algo, a costa de perder algo y esto se produce, sorprendentemente, en toda operatoria psíquica, como física. Estamos en presencia de una constancia que habita en estos dos reinos.
Permítanme apropiarme de este decir de Lacan: ... “El psicoanálisis aún no ha encontrado sus propios límites. Todavía hay tanto por descubrir en la práctica y en el conocimiento. En el psicoanálisis no hay solución inmediata, sólo la larga y paciente investigación de las razones. De Freud ¿cómo puede decirse que está obsoleto si aún no lo hemos entendido a cabalidad? Lo que sí es cierto es que nos ha dado a conocer cosas completamente nuevas que ni siquiera habríamos imaginado antes de él. Desde los problemas del inconsciente hasta la importancia de la sexualidad, desde el acceso a lo simbólico hasta la sujeción a las leyes del lenguaje. Su doctrina pone en tela de juicio la verdad, es una cuestión que nos concierne a todos y cada uno personalmente. Lo repito: todavía estamos lejos de entender cabalmente a Freud..." [13]
Entonces, la decisión de Freud nos inventa. El invento de Freud nos creo, creó una praxis, una profesión, una clínica, un discurso. Una ética. Y, desde esta lógica somos el deseo de Freud.
Gustavo Fernando Bertran es psicoanalista. Licenciado en Ciencias de la Psicología (UBA). Especialista en Psicología Clínica (MSAL). Expresidente y miembro fundador de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM). Miembro vitalicio de la Word Federation for Mental Health (WFMH). Responsable y fundador del hospital de día vespertino Hospital Dr. Teodoro Álvarez (CABA).
Notas:
[1] En 1873, Freud inicio sus estudios de medicina en la Universidad de Viena. La capital de la monarquía austrohúngara albergaba por aquellas fechas algunas de las mejores cabezas pensantes de la ciencia médica, como Ernst von Brücke (1819-1892), quién durante el trascurso de los estudios comparativos del sistema nervioso que Freud realizó en animales inferiores, fuera su tutor.
[2] Josef Breuer fue un médico, fisiólogo y psicólogo austriaco (Viena, 15 de enero de 1842 – Viena, 20 de junio de 1925), descubridor de la función del oído en la regulación del equilibrio y del mecanismo de la regulación térmica del cuerpo por medio de la respiración. Creador del método catártico para el tratamiento de las psicopatologías de la histeria. Dicho método fue precursor del método psicoanalítico de Sigmund Freud. La relación entre Josef Breuer y Sigmund Freud, mantenida entre 1882 y 1895, se articuló en diversos frentes. Además de hacerse amigos íntimos, Breuer tuvo un papel importantísimo en la vida de Freud como figura paterna, aconsejándolo en los distintos aspectos de la carrera que compartían. También lo apoyó económicamente para que estableciera su consultorio como médico particular, y finalmente fue el creador de un método para el tratamiento de la histeria en el cual se basó Freud para crear su teoría del inconsciente, y de ésta, el psicoanálisis.
[3] Entre diciembre de 1880 y junio de 1882 Josef Breuer trata a Anna O., una joven de 21 años con cuadros de anorexia, parálisis, una grave perturbación del lenguaje y otros síntomas que aparecen luego de la muerte de su padre, y por la que es diagnosticada como histérica.
[4] El Hospital de la Pitié-Salpêtrière es un hospital público situado en el XIII Distrito de París. Fue construido en el siglo XVII.
[5] Jean-Martin Charcot (París, 29 de noviembre de 1825 – Montsauche-les-Settons, 16 de agosto de 1893) fue un neurólogo francés, profesor de anatomía patológica, titular de la cátedra de enfermedades del sistema nervioso, miembro de la Académie de médecine (1873) y de la Académie des Sciences (1883). Fundador junto a Guillaume Duchenne de la neurología moderna y uno de los más grandes médicos franceses.
[6] Charcot dirige la medicina mental por vías originales y fecundas. Pone en evidencia la relación existente entre las lesiones de ciertas partes del cerebro y la afectación de las habilidades motrices. Es el precursor de la psicopatología. Fundador de la escuela de neurología del Hôpital de la Salpêtrière, donde también imparte clases, con lecciones célebres de las que recoge una muestra importante en su obra en tres volúmenes Leçons sur les maladies du système nerveux faites à la Salpêtrière que fueron publicadas entre 1885 y 1887. Freud fue uno de sus alumnos, así como Joseph Babinski, Gilles de la Tourette, Gilbert Ballet y Jean Leguirec. Médicos de muchos países acudieron a trabajar con él y recibir sus lecciones. Fueron relevantes sus investigaciones sobre la histeria. Jean-Martin Charcot padecía una insuficiencia coronaria severa de carácter crónico y murió de un infarto de miocardio. Según otra versión habría muerto de un edema pulmonar.
[7] Freud, Sigmund: “Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas" (1893), O.C., Amorrortu, t.1.
[8] Freud, Sigmund, Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud) (1893-95). VolumenII, Amorrortu Editores, Colección: Obras Completas de Sigmund Freud, Edición: 2a ed., 14a reimp.
[9] La interpretación de los sueños (Die Traumdeutung) es una obra de Sigmund Freud. La primera edición fue publicada inicialmente en alemán en noviembre de 1899, aunque fue fechada posteriormente en 1900 por el editor. La publicación inauguró la teoría freudiana del análisis de los sueños, cuya actividad describiría Freud como la vía regia hacia el conocimiento de lo inconsciente dentro de la vida anímica
[10] La teoría del Big Bang es el modelo cosmológico predominante para los períodos conocidos más antiguos del Universo y su posterior evolución a gran escala. Afirma que el universo estaba en un estado de muy alta densidad y luego exploto y se expandió.
[11] En la década de 1850, Rudolf Clausius estableció el concepto de sistema termodinámico y postula la tesis de que en cualquier proceso irreversible una pequeña cantidad de energía térmica δQ se disipa gradualmente a través de la frontera del sistema. Clausius siguió desarrollando sus ideas de la energía perdida, y acuñó el término "entropía". Durante el próximo medio siglo se llevó a cabo un mayor desarrollo, y más recientemente el concepto de entropía ha encontrado aplicación en el campo análogo de pérdida de datos en los sistemas de transmisión de información.
[12] Isidoro Vegh, Conferencia llamada “La inteligencia artificial” en la (U.N.R. ) En el año 1995, la Secretaría de Posgrado de la Facultad de Psicología y la Cátedra Desarrollos Psicológicos Contemporáneos de la misma, realizaron las Jornadas ‘La Inteligencia Artificial, ¿un nuevo paradigma en la psicología contemporánea?’. Fueron invitados a disertar el Dr. Gregorio Klimovsky, el Dr. Eduardo Rabossi y el Dr. Isidoro Vegh.
[13] Entrevista poco conocida de Jacques Lacan, realizada en 1974 por Emilio Granzotto. Inédita hasta 2004. Este texto fue recuperado por la revista francesa Magazine Litteraire 428, en febrero de 2004. ¿Cómo decir que Freud es obsoleto si aún no lo hemos entendido?