Las patologías que más se repiten en los alumnos involucrados en casos de bullying son trastorno por déficit de atención e impulsividad, ansiedad, depresión, trastornos del sueño y problemas del aprendizaje, de acuerdo con especialistas en neurociencias del Hospital Ángeles, México.
Aunque un gran porcentaje de acosadores y acosados están sanos y simplemente ninguna autoridad ha podido establecer límites en su conducta, el trastorno por déficit de atención sí ha significado un factor primario para este problema.
Sí hay patologías que son mucho más frecuentes en los niños que son buleados (maltratados), en las víctimas y generalmente son cosas que interfieren con su aprendizaje, con su atención, los niños, por ejemplo, con déficit de atención empiezan a ser segregados porque no están trabajando, porque no ponen atención en el salón de clases o porque tienen bajas calificaciones”, explicó Carmen Irigoyen, neuropediatra, en la conferencia Bullying, mitos y realidades en el mundo de las neurociencias.
Para determinar que existe un caso de bullying tiene que haber un patrón repetitivo de acoso, hostigamiento o de abuso físico o mental hacia la víctima, indicó.
El siquiatra Javier Aguilar afirmó que sí existen situaciones neurológicas o bioquímicas en el sistema nervioso de los alumnos que favorecen el desarrollo de bullying, aunque descartó que dicho comportamiento pueda corregirse con medicamento.
A estos niños los podemos ayudar a tratar ciertos problemas como el trastorno por déficit de atención, un chavo con ansiedad o alguien con algún problema de aprendizaje. Algunos ameritarán tratamiento farmacológico, pero el bullying no se trata con pastillas, qué bueno sería eso”, argumentó la neuropediatra Irigoyen.
Entre las soluciones o medidas de contención que podrían funcionar para detener el bullying son los límites tan simples como un “no, no me gusta lo que estás haciendo”.
“Que cada quién encuentre la manera de hablar y de alzar la voz y esto ayudaría a que ciertas injusticias no se sigan dando”, concluyó el sicólogo infantil Juan Pablo Jones.
Y no se trata sólo de que el pequeño acosado alce la voz, si no todos aquellos que son cómplices de lo que está sucediendo para tratar de frenarlo.
Otra estrategia o factor de protección que los especialistas también plantearon como parte de esta conferencia para hablar sobre bullying o acoso escolar es que a los niños se les imprima confianza, se mejore su autoestima y se les fomente un buen autoconcepto.
“Dentro de casa, dentro de la escuelas, habría que fomentar a los niños no sólo la autoestima, sino que sepan para qué son buenos y qué les gusta, porque eso va a ayudar a que se puedan defender mejor”, aconsejó Irigoyen.
Los expertos llamaron a que a los pequeños se les imprima una autoestima basada en lo que realmente son y no en fantasías. Las capacidades, las pericias, los gustos de cada alumno. Quizás los salva saber bailar o dibujar.
“Pero con respecto a la autoestima, a mí me preocupa mucho que todos queremos que nuestros hijos tengan una muy alta. Entonces ‘hijito, tú eres muy especial, hijito, tú eres lo máximo, hijita, tú eres la mejor, no le hagas caso, porque tú tienes la razón’. Estamos creando una bola de sicópatas y de sociópatas, porque luego sufren al descubrir que en el mundo no se lo merecen todo, que tienen que seguir reglas y que tienen que esperar su turno”, concluyó el neurólogo Alonso Riestra.
Por último, los especialistas recomendaron a las personas que dejen de considerar al acoso y al abuso como algo que sólo hacen los otros, los que son malos y que todos se vuelvan más reflexivos para preguntarse en qué parte del círculo de bullying pueden estar involucrados.