-La película Cornelia frente al espejo causó a muchos profesionales del ámbito psi. ¿Por qué cree que ocurrió eso?
-Sí, seguramente debería agradecer con fervor a todos los psicoanalistas que fueron! Hace seis meses que la película está en cartel en el Malba y con funciones agotadas. Estamos sorprendidos y muy contentos con eso, pero no sé si hay un sólo motivo para el interés del ambiente psi.
Ya desde el título, Silvina Ocampo invita a viajar por un mundo especular, y todos sabemos lo que significan los espejos para el psicoanálisis. Cornelia emprende un viaje, a la manera de la literatura surrealista dónde la realidad y la fantasía conviven. El personaje de Cornelia es el de una joven mujer que regresa a su casa paterna para tomar un veneno, pero es interrumpida por extraños personajes (otra mujer, un ladrón y un amante). Buscando una forma de suicidio, Cornelia le pide a esos intrusos que la maten, pero esa acción pareciera que nunca llegara a concretarse, postergándose una y otra vez, como si fuera una extraña versión de Sherezade.
Cornelia busca la muerte, pero es quizás también el reflejo del deseo, de estar viva, y el modo en que Silvina Ocampo describe ésta historia es genial porque logra no banalizarla, lo hace a través de los diálogos, de la palabra, con la extrañeza de la poesía y el sutil sentido del humor que la caracterizan.
Hay aspectos oníricos que a mi me interesan particularmente, me refiero al uso del tiempo dentro de la película, Silvina Ocampo rompe con cierta lógica de acción y reacción, apuesta por la digresión. El tiempo del relato ya no obedece a la lógica aristotélica de la acción. Hay que atravesar con las imágenes la densidad del espacio y del tiempo, que son parte de la materia esencial literaria de la película. No es casual que Silvina Ocampo pensara en Alicia de Lewis Caroll para imaginar su Cornelia, que posee tantos aspectos oníricos.
-¿Qué encuentra del psicoanálisis en la película?
-Un psicoanalista debería contestar eso, porque yo no tengo un conocimiento profundo sobre teorías psicoanalíticas, pero creo que en lo que hablábamos antes hay algunas claves. Tampoco creo que Silvina Ocampo hubiera escrito en base a una teoría en particular. Ella estudió en París pintura en con Fernand Léger, con Giorgio de Chirico, pintores que amaban el surrealismo, y de allí podemos patinar hacia atrás sobre todas las teorías psicoanalíticas hasta volver a Jean Cocteau. Al parecer Jean Cocteau y Lacan se frecuentaban, al menos así lo menciona su hermana Victoria Ocampo, quien sí tuvo una amistad con Jacques Lacan.
-¿Qué valor tiene la palabra, teniendo en cuenta que el guión se conservan los diálogos de la versión de Silvina Ocampo?
-La genialidad de Silvina Ocampo hace que en ésta película la palabra sea fundamental. Este cuento de Silvina Ocampo tiene la singularidad de haber sido escrito puramente en forma de diálogos. Es a través de las palabras -y de las imágenes que aparecen dentro- que los personajes se relacionan. Cornelia se enciende a través de las palabras, pareciera tener allí claves secretas, hay un momento en particular dónde ella evoca un suceso de su infancia que es muy importante para el personaje.
Cuando comenzamos a trabajar con Eugenia Capizzano (que es la protagonista, quien eligió el relato, también la co-guionista y el alma entera de la película) sabíamos que el mayor desafío de esta adaptación -y tal vez de todo el largometraje- consistía en apostar a que los diálogos escritos por Silvina Ocampo pudieran ser interpretados por los actores de manera textual, es decir, confiamos en su cualidad dramática aún cuando no se trata de una pieza teatral y conservamos intacta su poética y su musicalidad, los modos en el decir de cada uno de los personajes y la profusión de imágenes que les son características. No nos interesaba sólo la original estructura del relato, con sus digresiones y su poder evocativo. Nos resultaba irresistible la idea de ejecutar los diálogos de Silvina como una partitura, sin que una sola coma no fuera respetada. Después de todo, eso, la respiración de esos textos, y el fluir de su inquietante poética, fue lo que nos cautivó desde la primera página para después corroborar, con el trabajo sobre el cuento completo, que teníamos entre manos una obra maestra.
-¿Cuál es su propia relación con el psicoanálisis?
-Tengo conmigo algunos años de análisis y vivo en un país con muchos psicoanalistas, además mis padres son psicoanalistas. Por otro lado, Eugenia Capizzano realizó 4 años de la carrera de psicología en la U.B.A. En definitiva, ninguna relación de estudio en particular, pero claro que en los procesos creativos siempre aparecen formas de asociar que de alguna manera tienen resonancias profundas con el psicoanálisis.
Puede ver aquí el trailer de la película:
Daniel Rosenfeld (1973, Buenos Aires) Estudió música con Violeta Gainza, montaje con Miguel Perez, puesta en escena con Augusto Fernandes, actuación con Julio Chavez, y tomó seminarios con Krysztof Kieslowsky, Stephen Frears, Jorge Goldenberg, Lita Stantic, Ken Adam, Alessandro Baricco, Antonhy Mingella y Abbas Kiarostami. Ganó becas de Antorchas & Rockefeller, Huber Bals, Fondo Nacional de las Artes, ICI, Jan Vrijman, Berlin Talent Campus. Dirigió las películas "Ensayo para Bandoneón y tres hermanos" (Festival de Berlín), "La quimera de los héroes" (Festival de Venecia).