-Hace algunos años la integración tuvo un momento de auge como modo de intervención, cómo era el abordaje anteriormente?
-Creo que se pasó de integrar todo a un momento de transición, que me parece interesante, donde se puede empezar a pensar la integración al aula común como un camino posible, como una opción entre otras. La integración debe ser al mejor ámbito posible para ese niño en particular, podemos decir integrar lo particular a lo universal.
En ese “antes” la intervención podemos decir, era más casera. Las escuelas no sabían que lugar tenían en el proceso, ni los profesionales tenían la formación adecuada para llevar adelante el proceso de integración al aula común. A medida que se avanza, se va articulando la teoría y la práctica, los profesionales nos vamos formando, las escuelas van delineando su lugar, lo padres van entendiendo que se trata de un trabajo hoy para el mañana: la integración como proceso más allá de la escuela.
-¿Qué hay luego de la integración escolar?
-Hay un más allá de la integración escolar, nosotros la nombramos como socio-educativa justamente para abrir las fronteras. Si solo se trabaja lo escolar, se estará en dificultades. La escuela para todo sujeto es un punto en la vida, pero no el único. Más allá de la integración escolar está la vida del sujeto que conlleva entre otros aspectos, su integración laboral.
-¿Cómo lograr una integración que no borre las diferencias?
-Ese es el costo que pagamos todos por la integración social, educativa…La dificultad siempre es aceptar la diferencia del otro, su proximidad y su diferencia. Y la aceptación de esa diferencia no solo se pone se dispara con la discapacidad, sino con el negro, el judío… con cualquier otro que nos refleje “esa diferencia” Por eso creo que, siempre será un movimiento subjetivo lo que se ponga en juego: algo integro y en ese mismo movimiento, algo dejo afuera por estructura, no hablo de la estructura social, sino de la psíquica.
-Algunos hablan de integración y otros de inclusión escolar, cuál es la diferencia?
-Nosotros hablamos de integración y no de inclusión. Integración es un término que se utiliza desde los años 80, cuyo significado es acción y efecto de incorporarse o unirse a un grupo para formar parte de. Formar parte de un todo conformando las partes que faltan, articulándolas mediante acciones conjuntas. En esta definición del diccionario, es importante destacar: Partes de un todo que faltan. En tanto “inclusión”: inclusio-onis, de incluido-ere, encerrar, significa encerrar, insertar; enclaustrar, cerrar por dentro. Si es encerrar es más de lo mismo. Inclusión es un concepto que por su raíz etimológica se acerca al concepto de exclusión. Ahora, las condiciones para que una integración sea posible, van a estar delineadas por el cómo ese niño se ha construido psíquicamente, mas allá de su discapacidad. Su discapacidad será un avatar más en su vida, no el único. Si “eso” está, lo demás se puede ir trabajando.
-¿Qué la motivó a Usted a dedicarse a la integración desde el psicoanálisis, siendo psicopedagoga?
-Porque encontré en el psicoanálisis un discurso diferente. Es el discurso que rescata al niño de ese lugar de objeto en que lo ponen los otros discursos: el discurso médico, el de la rehabilitación, el escolar… no porque estos discursos no deban existir, eso sería una imposibilidad. Es más, el psicoanálisis debe dialogar con esos discursos. Pero en esos discursos queda excluido el inconsciente, y esa es una diferencia fundamental. Cuando digo que he encontrado en el discurso del psicoanálisis una diferencia lo digo desde mi formación y mi práctica clínica e institucional.
Viviana Cuevas. Lic. en Psicopedagogía. Maestrando en integración social y educativa de las personas con discapacidad, Universidad Nacional de Cuyo. Posgrado en traumatismo y simbolización en UNC. Miembro Escuela Freudiana de Córdoba. Fundadora y coordinadora del equipo de efapp. Docente en seminarios en el área de formación del equipo efapp. Recientemente ha publicado Relatos de integración. Perspectivas psicoanalíticas sobre el devenir de los procesos de integración, por Ed. Letra Viva ( lea la reseña aquí )