Sin embargo podríamos decir que el Bullying solo existe en Estados Unidos, en tanto noción descrita y nombrada en sus causas y efectos con ese concepto. Por lo tanto en México, como en el resto de los países de América Latina a lo que se le llama en EEUU Bullying no se considera tal, ello no es una precisión lingüística exagerada, dominio de la academia conceptual más rigurosa, sino que el lenguaje no solamente describe y define nociones, sino otorga claras características subjetivas a lo que se considera bajo un concepto dado, y en un determinado contexto social; algo empieza a ser otra cosa donde no era otra cosa o nada.
Por ejemplo, la noción de niños chiflados ha dejado casi de existir, al menos en el norte del país, para dar lugar al Niño con TDAH. En ese sentido, en México, hasta hace unos años existían la madreada, la carrilla, las bromas pesadas, la carrilla, la botana, el cabul, el carro, el mal viaje, etc. y ahora empieza a existir el Bullying, el acoso y violencia escolar. Si antes los alumnos buscaban defenderse de quienes los agredían, buscando hacerse a respetar mediante la reciprocidad en los insultos y golpes, ahora tales actos son adscritos a una cierta “psicopatología escolar” denominada conductas Bullying, en donde a “victimas” y “victimarios” se les otorga apoyo médico y psicológico como tratamiento.
Lo que está en juego en el Bullying es el inherente deseo humano por dominar al otro, al semejante; gozar con su desgracia aunque ésta sea auto-infligida. Que se presente en la escuela no es un signo y síntoma de que algo anda mal en el joven o niño, sino que es síntoma de un suceso social más amplio: expresión de las clásicas tensiones entre los “fuertes” y “débiles” sea por su aspecto físico, ajustado a los criterios de fortaleza-debilidad; fealdad- belleza; de poder económico: pobreza-riqueza; normalidad en al moral y en la forma de pensar y de vivir la sexualidad…los “loosers” en todas las áreas y de todas las edades, que a nadie le gusta ver ni tratar, y que son discriminados. Esos que para otros otorgan imaginariamente la sensación de perfección y superioridad. Los súbditos y los reyes, las estrellas y los fans.
Al considerar el Bullying como un suceso universal se le adjudican causas y sentidos. Cuando los golpes e insultos en la escuela son, para muchos, parte de la integración al grupo, una forma de afecto y placer posibles, de disfrute sobre el otro. Ello no quiere decir que entonces deban permitirse o motivarse, sino que de inicio debemos preguntarnos sobre el sentido de que alguien insulte o golpee a otro, ver cada acto en singular (¿A quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué sucedió?) y no conductas psicopatológicas violentas en la escuela, sino expresión del ambiente laboral, deportivo, económico, político, judicial, “adulto” y “normal” de todos los días.
¿Cuál es el placer que se experimenta al golpear o dejarse golpear con las palabras o los puños? La burla y los chistes apuntan hacia una debilidad del otro siempre compartida, esa debilidad de la cual también participo, y por ello siento que me mira, por eso río y odio.
El psicoanálisis permite reconocer en lo extraño de la vida (el cuerpo y el sufrimiento; lo incomprensible de sí-mismo y la otredad) las partes propias reflejadas desde el otro, de las cuales uno no se da cuenta. En ese sentido, cuando alguien pega o dice algo sobre otro, ese otro está implicado en el Yo, puesto que éste se formó de un otro. Al divertirse y gozar atacando a otro, se ataca y daña a eso de lo que (mi) Yo también participa, en cuanto que humanos todos, sujetos a los mismos avatares de la fealdad, la flaqueza, el sufrimiento, la debilidad, pobreza, ignorancia. En se sentido, el alíen, el extranjero, el raro, el diferente, es también el amadodiado más próximo a sí mismo: el propio Yo.
¿Por qué será que para algunos alumnos es más placentero estar insultando o golpeando a otros, en vez de lo “interesantísimo” de las clases?
“Nosotros somos los otros de los otros”
Juan Manuel Serrat