Entrevistamos a Liliana Kaufman quien relata un fragmento del fin de tratamiento con un niño con un presunto diagnóstico de autismo y todo el proceso que transformó tanto al niño como a ella como terapeuta.
¿Es siempre el juego simbólico una manifestación de los productos del inconsciente? ¿Qué sucede con esta modalidad lúdica en la debilidad mental? ¿Son también infinitas las posibilidades de proyectar conflictos y las del analista de intervenir sobre las escenas?
La mitología griega recurría a las figuras del héroe o del semidiós para explicar los fenómenos sociales de amor e idealización hacia una persona; el psicoanálisis aporta un concepto: el ideal.
En 1983 Jean Laplanche, con ánimo provocador, se preguntaba si no había que “quemar a Melanie Klein”.[1] Casi cuarenta años después, con menos vocación inquisitorial, nos conformamos con preguntar si no hay que “profanar” a Jacques Lacan.