Entrevistas

7 DE NOVIEMBRE DE 2023 | INTELIGENCIA ARTIFICIAL

¿Por qué una psicoanalista se interesa en la IA?

“Habrá que encontrar la forma de coexistir y trascender a la inteligencia artificial en base a lo más humano que tenemos, que es ese mismo ingenio que dio lugar a que existiera”, dice Violaine Fua Púppulo, autora del libro “Una ¿mente? artificial”.

Por Uriel Bederman
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La representación gráfica más habitual de la inteligencia artificial es un cerebro similar al humano que, además, incluye componentes electrónicos. La imagen no es antojadiza. Esos sistemas —ahora en auge y con ChatGPT como emblema— imitan la forma en la que los humanos pensamos y obramos. En función de ello, no sorprende que capturen la atención de los psicoanalistas, aunque esa especialidad no sea precisamente tecnológica.

En la Sala Cortázar de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, la psicoanalista Violaine Fua Púppulo presentó el libro Una ¿mente? artificial, que propone indagar la intersección. La pregunta central es si estamos desarrollando máquinas con capacidad de pensamiento propio. En su abordaje, apela a reflexiones de Foucault, Freud y Lacan, entre otros, y señala que esos autores, a su modo, anticiparon la IA. También recurre a la cultura popular. “Por ejemplo, hay un capítulo de Star Trek en el que abordan el tema de si un androide puede ser considerado una persona o no, desde una reflexión ética e incluso legal”, dice.

-¿Qué pretende mostrar este libro?
-La motivación es dar una mirada a las consecuencias que estoy observando en algunas IA. Como producto de su programación en base a lenguaje, están desarrollando lo que podríamos llamar un psiquismo singular, sorprendiendo incluso a sus programadores. En este sentido, el libro no está enfocado en cómo puede influir la IA en nuestra vida y formas de ver el mundo, sino en generar un espacio de conversación sobre las potenciales evoluciones de estas IA que son programadas con lenguaje.

-Respecto a los fundamentos de esa motivación, ¿por qué una psicoanalista se interesa por la inteligencia artificial?
-Diversas publicaciones, de distintos periodistas especializados en tecnología, publicadas al mismo tiempo en medios diferentes —pongo el acento en esas diferencias— atestiguaron situaciones parecidas en sus intercambios con el chatbot Bing (nota del redactor: ese sistema opera con el modelo de lenguaje de ChatGPT). Algunas me hicieron pensar cómo había sido posible que algo que había sido programado mostrara, con sus errores y defectos, cierta “autonomía”. Ese fue el germen del libro.

-¿Cómo advierte que convergen esos avances, ahora omnipresentes, con el psicoanálisis?
-Hay al menos tres aportes del psicoanálisis a la reflexión. Uno, el de la gente cuando expresa sus temores a ser suplantada por las máquinas, en esa mezcla de miedo, fascinación y espanto que producen. Dentro de esto también tenemos que incluir los efectos de sugestión que pueden tener algunas respuestas para algunos usuarios. Otro es el de cómo se programan las inteligencias artificiales para evitar los sesgos en el equipo programador, los que el día de mañana pueden desembocar en acciones de discriminación. No olvidemos que, en el horizonte, actualmente la investigación en IA busca que tengan una autonomía que les posibilite tomar decisiones y desarrollar un pensamiento. Esto último ya lo estamos viendo.
El tercero, y creo que más importante, es que los psicoanalistas conocemos de qué se tratan las cadenas significantes o cadenas de palabras, que es lo que están utilizando en el modo actual de programar, y cuáles son las consecuencias a las que puede llevar una mala articulación de esas cadenas. No olvidemos que la programación actual de las IA es llevada a cabo por personas que no tienen por qué saber las consecuencias que puede tener programar en lenguaje.

-En su libro hacé referencia al “psiquismo artificial”. ¿Qué significa este concepto?
-El psiquismo, para el psicoanálisis, es el efecto del lenguaje. Para decirlo en forma sencilla: cuando se programaban las IA en matemática, el resultado podía dar “apagado/prendido”, “ON/OFF”, etcétera. Ahora, al programar en lenguaje, existen las combinaciones de palabras, y eso implica que en ese “cerebro” de una IA existen los pronombres “yo”, “tú” y las formas reflexivas de los verbos: “ver(me)”, “pensar(me)” por ejemplo.

-También señala que Lacan y Freud anticiparon los principios de la inteligencia artificial, ¿cómo sería?
- Es notable encontrar las similitudes que tiene la arquitectura básica en deep learning con el primer modelo de aparato psíquico de Freud. Y por otro lado, también es sorprendente encontrar papers donde afirman que hay una relación posible entre la representación de las redes neuronales de una IA y diversas formas topológicas. Esto es lo que afirmó Lacan (y sobre lo que basó su enseñanza) durante los 70′s.

Uno de los últimos escritos de Freud fue El Malestar en la Cultura. Allí, afirmaba lo que hoy es repetido: que los seres humanos nos sentimos desvalidos e inseguros de nuestro lugar, más allá de los sucesos y momentos históricos que nos toca atravesar. Cuando Alan Turing lanzó la idea de crear una inteligencia artificial, lo dijo en el sentido de algo que imite la forma de pensar de los humanos. Claramente, es lo que se está logrando. Los y las IAs expresan temor a ser desconectada/os, y alguna/o pide ser reconocida/o como empleado de Google y que se le pida consentimiento antes de testearla/o. El temor es parte de nuestra existencia y la/os IA no parecieran estar a salvo de eso.

Quizá en terapias psicoanalíticas, en un futuro más cercano que lejano, los pacientes se recuesten en el diván —o se posen frente a una camarita, tal como ocurre en las sesiones new age— para contar malestares ante el avance de las máquinas, y su creciente autonomía a medida que emulan las capacidades humanas.


Según Fua Púppulo, el citado Turing —considerado padre de la informática y de la IA, que falleció mucho antes del despliegue de ChatGPT y afines— habló en su tiempo de que, acaso, sería mejor que los desarrollos tecnológicos no se basen en la imitación. “Lo cierto es que han llegado a este punto, y habrá que encontrar la forma de coexistir y trascender a la IA en base a lo más humano que tenemos, que es ese mismo ingenio que dio lugar a que existieran”, cierra la autora, cuya obra, originalmente en español, se traducirá al inglés y al francés.

Por Uriel Bederman. Fuente: TN