Entrevistas

3 DE MARZO DE 2022 | POESÍA Y PSICOANÁLISIS

Con-moverse en la actualidad

Entrevista a Karina Lerman, quien enlaza el psicoanálisis y la poesía, convocados por lo singular, lo contingente, el azar y la diferencia.

Por Lic. Prof. Carolina Duek
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-¿Cómo es la intersección del psicoanálisis con la poesía?

-En este momento, casualmente, me encuentro leyendo a Anne Dufourmantelle que a través de sus “crónicas filosóficas”, hace ese cruce de necesariedad entre psicoanálisis y poesía. O bien diría, con el poema (en el decir de Pascal Quignard: “lo que habla”). Si bien el psicoanálisis en sus inicios estaba vinculado con mayor énfasis a la ciencia esto fue virando, como nos diría esta autora: en un arte y un elogio del riesgo. ¿En qué sentido?
El psicoanálisis no puede desentenderse de la poesía por la sencilla razón de que involucra lo singular, la contingencia, el azar, el equívoco, la diferencia; y nos da la ocasión de que un resplandor pueda asomar desde la oscuridad y venga a dar-se una otra forma inesperada contra la rutina, lo cotidiano, lo masificado, hegemónico y uniforme de los tiempos. O simplemente, para arriesgar-se contra la extrañeza del mundo. La aparición de una luz vivificante de ese sujeto de deseo. El analista como una especie de testigo dará testimonio de ese “encuentro imposible”. Podríamos preguntarnos qué hay entre la repetición y la variación. Qué acontece en la clínica a partir de ese real aleatorio. Cada cual armará su/un renacer poético. Su otra composición de escritura.

-¿En qué medida el psicoanálisis es arte?
-Creo que principalmente, en la medida en que dialoga con el entredicho de la palabra, de la letra, con la lengua en tanto que lo arriesga todo, pone en jaque a la Tyche. Dialoga con el sinsentido de la palabra buscando interpelar las opacidades. Es un modo de abordaje singular plasmado en el detalle del “caso a caso” que esculpe ese acontecer al modo poético. Para cada cual el suyo propio. Arte como artesanía, orfebrería psíquica. Sin embargo, en el runrún fragmentario del lenguaje podemos aventurar también una escucha ¿qué se enlaza a la pequeña muerte? En todo caso, el arte como palabra potencial, performática de apertura constante e itinerante. Podríamos considerar la idea de Deleuze al respecto, el cual dice que el arte es una experiencia lúdico-estética en tanto que permite una composición del caos sin perder las fuerzas creativas del mismo. En ese sentido, el analista actúa como facilitador para desatar y desanudar las servidumbres de cada quien metamorfoseando el derrotero de la vida y la muerte. Los intersticios de su travesía. Nuevamente, en el decir de Quignard, una memoria que concierne al cuerpo (el tarabust) desde el “arte defectuoso” de la música. Lo que pugna en el afán de bordear lo incognoscible y causar la obra/escritura de deseo -poético-.

-¿Qué impacto tuvo la pandemia en el psicoanálisis, la poesía y el arte?
-Responder a esta pregunta es remitirse a la antología “Enhebradas”. “De una poiesis psicoanalítica en tiempos de pandemia” de la cual fuí compiladora el año pasado .Allí varias autoras, psicoanalistas, poetas y artistas han dado cuenta de esta composición múltiple, si se quiere, temporoespacial de la pandemia. Intentando un anudamiento multidimensional de la cuestión. Asimismo, en un abanico dinámico y muy enriquecedor, una especie de tejido viviente que fue engarzando más autoras (reseñadoras) de la antología luego de su aparición. En este sentido respondo también a la siguiente pregunta.
Creo que la idea era, justamente, propiciar un acto de entramado allí donde lo incierto nos desbordaba en exceso, tanto como los miedos, las angustias y demás afectos. La muerte misma nos rondaba y se nos hacía cada vez más palpable y visible, también intolerable. En este sentido, creí indispensable apostar y convocar esa polifonía de voces féminas para reflexionar y elaborar una posible costura-hebra de los tiempos vividos para alojarse y alojar más allá y más acá de nosotras mismas. Recuperar la ternura, el acto de hospitalidad frente a lo traumático. Repensar la clínica en tiempo y espacio particulares. Repensar el encierro, la ausencia, la espera. Los vínculos en general y en particular. Repensar las corporalidades.
Sin embargo, estos lenguajes siempre han recorrido y recorren la pausa silente que prepara su próximo movimiento en potencia: en el análisis, en el poema, en el arte mismo. Y esto no es sin incertidumbre, sin desconsuelo, sin ese júbilo doloroso que aviva nuestro lugar de paso y pase poéticos. Ser parte. Arte por venir. Una resonancia en el horizonte a partir de la cual se teje una ética posible, desde la cual se es refractario de cierto gesto que propende a la proximidad, a la vecindad con la otredad, con lo colectivo. Sin olvidar lx otrx que nos compete que tiene que ver con todas aquellas personas invisibilizadas, las violencias sociales simbólicas y reales de todo tipo. En la posibilidad de donar con sensibilidad y amorosidad.


Karina Lerman es poeta, maestra de idioma hebreo, psicoanalista y docente. Editó su primer libro de poesía en el año 2018, Las hijas de Lot por Griselda García Editora. Integra la Antología Cómo decir para la cual fue seleccionada por la Editorial Ruinas Circulares, año 2019, Buenos Aires, Argentina. Obtuvo el primer premio en el concurso nacional de cuento y poesía Adolfo Bioy Casares 2019 con su libro de poemas Cayupán. En el año 2021 compiló la Antología Enhebradas, de una poiesis psicoanalítica en tiempos de pandemia.

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