Entrevistas

Por Lic. Carolina Duek

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-¿Qué es la familia para el psicoanálisis?

-Prefiero pensar en familias, ya que pensar en familia remite a algún modelo que podría funcionar como parámetro de lo esperable. Si consideramos a la institución familiar como una construcción cultural, debemos saber que su forma irá cambiando de acuerdo a las variadas transformaciones de cada sociedad.
Si bien las nuevas tecnologías reproductivas, la influencia de los medios masivos de comunicación, el cambio en el rol de la mujer o la vacilación de la autoridad parental, pertenecen a distintos órdenes de fenómenos no puedo pensarlos sino en un amasado conjunto y produciendo efectos en la familia.
A la pregunta por la familia, Derrida afirma que lo que es inalterable, lo que seguirá atravesando la historia, es que haya, “algo que se llama familia”, un lazo social organizado en torno de la procreación. Por lo tanto, -agrega- yo no hablaría de una eternidad de cualquier modelo familiar sino de una transhistoricidad del lazo familiar. Esas palabras ayudan a desligarse de un modelo natural de familia. Si bien desde el pensamiento lógico y racional este nexo entre cultura y organización familiar parece incuestionable, considero que en un registro mítico, más primitivo, la familia tiende todavía, a ser pensada con cierto grado de fijeza.
La institución familiar implica una asimetría necesaria para cumplir con las funciones de sostén y corte que la caracterizan: un adulto con un psiquismo ya constituido que brindará amparo frente a la indefensión de un ser en formación que necesita de la asistencia de otro para su supervivencia.
La función de corte implica la introducción de una legalidad que excede el ámbito familiar, e inscribe a la familia en un contexto social que marca ciertas regulaciones que la familia debe replicar: tabú del incesto que funciona a la vez como prohibición y prescripción, éste es un organizador de las relaciones familiares impuesto culturalmente.
La familia transmite valores, tradiciones y el legado de la historia, también sumamente importantes para esta función de sostén.

-¿Cómo se lee el discurso familiar?
-La escucha del analista familiar se descentra de cada sujeto para dirigirse a los vínculos y a las conexiones significantes “entre” los sujetos. Sus intervenciones ponderan el campo de la intersubjetividad más que el de lo intrapsíquico.
Es importante el trabajo terapéutico tendiente a transformar la idea de que algún miembro de la familia tiene un sufrimiento individual sin ninguna conexión con el resto de la familia; sería el trabajo orientado a desdibujar la idea de paciente designado, o portavoz de un síntoma para comenzar a construir la trama histórico-afectiva que desencadenó el malestar. En esa trama familiar todos ellos están involucrados y participan del entrecruzamiento de deseos, proyectos y mandatos que le da identidad a esa familia en particular.
El relato familiar, por un lado describe situaciones, transmite estados emocionales, refiere causalidades concientes, y a la vez va delineando una trama inconciente que nos permite asomarnos a cómo se relacionan con el pasado, cómo construyen los espacios de intimidad y lo compartible, cómo incluyen lo diferente y cuán permeables son los ideales que la constituyen y que en cierta forma les da identidad conformando una zona de significación compartida.

-¿Y la entrevista familiar?
-Me gusta pensar a la entrevista familiar como escena, quizás esta sea una de las diferencias mayores con el dispositivo de análisis individual. En este caso hay muchos cuerpos en escena, transmitiendo la potencia de su presencia, la acción sucede ahí en presencia del analista; no se trata de un sujeto que relata una determinada situación angustiosa o violenta haciendo hablar a sus objetos internos en un escenario montado en su psiquismo, sino que en las terapias multipersonales la escena transcurre en sesión y somos como terapeutas parte de lo que allí ocurre. Hay un impacto sensorial de los cuerpos presentes moviéndose, armando escenas simultáneas a veces contrapuestas, que caracteriza a estos encuadres.

-¿Cuáles son los conceptos claves cuando hablamos de lo vincular?
-Considerar lo vincular es pensar siempre a partir de un entre, desde el medio de los sujetos. Se trata de pensar entonces no desde el sujeto ya constituido sino justamente desde ese entre a partir del cual se constituye. No hay un sujeto que se vincula sino que el encuentro con el otro instituye unas subjetividades hasta ese momento inexistentes. Este modo de entender lo vincular es solidario con la idea de situación y de devenir: no se piensa al sujeto desde lo identitario sino en devenir; en cada situación, en cada encuentro hacen emerger sujetos diferentes. Esta perspectiva nos permite enfocarnos más en lo que cambia y no tanto en lo que se repite.

-¿Cómo se caracterizan las consultas de pareja y familia en la actualidad?
-Es muy difícil generalizar respecto de las consultas. Sin embargo voy a tomar dos aspectos que considero responden al atravesamiento de lo epocal. En las familias, la dificultad de los padres para mantener la tensión entre transmitir ciertos criterios propios y la posibilidad de escuchar y entender a sus hijos, sin por ello renunciar a sostener la asimetría necesaria.
En las parejas se presentan muchas consultas derivadas de situaciones de infidelidad y de celos que se descubren y potencian a través de las redes sociales. En la actualidad la ilusión de saberlo todo del otro encuentra en las redes sociales dispositivos que permiten hacer público contenidos que antes pertenecían al mundo íntimo de las personas.

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Lic. Gloria Abadi. Psicóloga, coordinadora del Equipo de Familia y Pareja del Centro de Salud Mental n° 3 "A. Ameghino". Co-coordinadora del Area de Familia y Pareja de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados. Co-autora de "13 variaciones sobre clínica psicoanalítica" 2003, Ed Siglo Veintiuno. Co autora de "Nuevas variaciones sobre clínica psicoanalítica" 2006, Ed Letra Viva.