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20 DE JULIO DE 2015 | RECORRIDO LACANIANO

Sobre la serie accion-acting-pasaje al acto-acto

Si nos ubicamos dentro de la relación analítica, ¿qué distingue la dimensión de acto de la interpretación del acting-out y el pasaje al acto? Para responder creo necesario retomar algunos conceptos sobre la constitución misma del sujeto.

Por Paulina Zamora
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La función del acto es necesario introducirla a nivel del psicoanálisis por el hecho de que "[el] hacer psicoanalítico implica profundamente al sujeto". Una dimensión del sujeto que "renueva (...) completamente lo que puede ser enunciado [de éste] como tal y que se llama el inconsciente" (Lacan, seminario 15). Es ese sujeto el que en psicoanálisis se pone en acto. Esta propuesta ya la había anticipado Lacan en su definición de la transferencia en el seminario 11: "la transferencia no es otra cosa que la puesta en acto del inconsciente".

Si nos trasladamos a la cura analítica se puede decir que hay dos usos comunes de la palabra acto. El primero se refiere a ese del principio de un análisis en el que debe haber un decidirse a, un compromiso a hacer un análisis por parte de quien lo demanda. El segundo se refiere al "acto por el cual un psicoanalista se instala" como tal en una cura.
Un tercer uso de la palabra acto,-que es más bien un matiz del primero-, es lo que Lacan designó como acto psicoanalítico y que lo define en la primera oración del texto de Reseñas de enseñanzas: "nunca visto ni oído, a no ser por nosotros, nunca señalado, ni aún menos cuestionado, el acto analítico lo vamos a suponer a partir del momento selectivo en el que el psicoanalizante pasa a psicoanalista". En el seminario 15 dirá que la pureza del acto está justamente en ese acto analítico ya que sólo éste es un acto sin Otro y sin sujeto, aunque sus consecuencias se verifiquen en el Otro, que es el caso del Pase. Este es el acto que le corresponde al analista y a partir del cual es otro.
Con esta propuesta el acto queda al alcance de toda entrada en análisis. Será, primero, el lugar de un decir cuyo sujeto cambia. Luego, en él deberá verificarse el "a eso llegué yo", que destituye en su final al propio sujeto que lo instaura. Se trata de "la falla descubierta del sujeto supuesto al saber" (p.48). De que "no se ha oído nada del inconsciente, cuando no se ha ido más lejos", a la fórmula no hay Otro del Otro. En cuanto al analista se refiere, quiere decir que en el psicoanálisis no es sujeto, sino que para poder situar su acto con la topología ideal del objeto a , opera por no pensar . El acto no puede funcionar como predicado. "El psicoanalizante hace al psicoanalista" y "el psicoanalista se hace de objeto a . Se hace, entiéndase: se hace producir; de objeto a: con objeto a".
Este texto no está en condiciones de especificar más ese acto, el acto pscioanalítico . Más bien, intentaré desarrollar algunas ideas con respecto a esa vía que interroga al analista por su acto en la dirección de la cura. Y lo propongo, haciendo un recorrido por la serie acción-acting-pasaje al acto como distintos a lo que en el psicoanálisis se define como acto. Tomo como hilo conductor lo que Lacan trabaja respecto al tema en el seminario 10 y 15, utilizando como texto de apoyo el seminario de Graciela Brodsky sobre el acto analítico.

Acción-acto:
De la acción se habla mucho y se reflexiona sobre la misma de que "parece (...) suponer en su centro la noción de acto". O por lo menos eso creen quienes buscan confirmarlo con el modelo del arco reflejo (estímulo-respuesta) en el que una excitación sensorial lleva a un desencadenamiento motor. Para Lacan este modelo ni explica el acto ni explica verdaderamente lo que es la acción ya que esa respuesta sólo implica un efecto de pasividad con respecto al estímulo. Esto significa que no se puede definir al acto ni en referencia a la motricidad ni a la descarga. De hacerlo caeríamos en una teoría psicologizante del aparato psíquico. El acto más bien implica "la inscripción en alguna parte, del correlato del significante, que en verdad no falta jamás en lo que constituye un acto". Lacan lo explica así: "si un día por franquear un cierto umbral yo me pongo fuera de la ley, ese día mi motricidad tendrá valor de acto". Hay algo transgresor en el acto pero también implica una inscripción, y si hay inscripción hay Otro.
Es el ejemplo de César cruzando el Rubicón o la discusión que hace Lacan con Pavlov. Discusión, ésta última, en la que elabora sobre el experimento del perro, la campana y la secreción gástrica para ilustrar la captura de la organización viviente por una estimulación que no es la adecuada para la necesidad ya que ésta es producida por un objeto del que no se espera que se produzca. Por lo tanto, hay un efecto de engaño y se altera la necesidad en cuestión.
En términos más psicoanalíticos diremos que se trata de: "la relación del ser parlante al lenguaje, a saber, que recibe su mensaje de forma invertida". Implícitamente Pavlov demuestra lo que hace al significante: que el significante es lo que representa un sujeto para otro significante.
Esto marca justamente lo que distingue acto y acción: las coordenadas simbólicas que sostiene el acto. Por eso Lacan propondrá que todo acto es significativo (significa) y, por lo tanto, es interpretable.
César desafía las leyes de la República, va más allá de sus coordenadas simbólicas, y cruza el Rubicón, al hacerlo "no es más el mismo" (Brodsky, G.). Ahora bien, para ir más allá de las leyes hay que tenerlas en el horizonte. Si hablamos de ley, tenemos que estar hablando del Otro, por lo tanto la conclusión sería que no hay acto sin Otro, este siempre acompaña la dimensión del acto ya que si no está ese límte trasado no se le puede replantear y si esto no se da, tampoco el acto (concepto planteado por Lacan antes del seminario 15 y Reseña de enseñanzas ).
Lo que ocurre cuando se produce este acto es un corte, un antes y un después, que se liga estrechamente con la temporalidad, específicamente con la del instante. Un instante en el que ocurre la transformación del sujeto.
En ese ir más allá de la ley, que no es más que un instante, es el punto en el que la interpretación y su efecto se unen. Es la respuesta del sujeto a la interpretación y es la posibilidad de la interpretación de que en su dimensión de acto permita que el sujeto se modifique en la interpretación misma. En este sentido, la interpretación es un límite a la fuga de sentido. Es en esta dimensión de acto que puede alcanzar la interpretación, dimensión en la que limita algo, que se distingue una intervención analítica de cualquier otra interpretación, como la literaria por ejemplo.

Acting y pasaje al acto
Si nos ubicamos dentro de la relación analítica, ¿qué distingue, entonces, la dimensión de acto de la interpretación del acting-out y el pasaje al acto?
Para responder creo necesario retomar algunos conceptos sobre la constitución misma del sujeto:
A partir del seminario 7, en el que Lacan introduce La Cosa, y del seminario 8 en el que la ubica dentro de la relación analítica con el concepto de agalma ("la cosa preciosa que está encubierta", Brodsky), el analista deja de encarnar al Otro (A) y encarna a la Cosa (el agalma), que luego será el objeto a . Y es justamente mostrando esta inconsistencia del Otro (el Otro deja de ser testigo y reconocer la palabra verdadera) que Lacan propone que lo que toma consistencia dentro de la experiencia analítica es el objeto a .
En el seminario 10, Lacan plantea de que uno de los efectos subjetivos de La Cosa (que en este seminario se refiere al objeto a ) es la angustia. Y la angustia es lo que empalma el tema de los conceptos de acting y pasaje al acto, con la interpretación que, en lugar de estar en su dimensión de acto, produce estos dos efectos,-aunque dejo abierta la pregunta a si realmente es la interpretación la que los produce-.

De la angustia, Lacan dirá: "hay una estructura de la angustia, (...) está enmarcada". No se trata de lo unheimlich , aquello que entra súbitamente, de golpe. La angustia está más del lado del Heimlich ("el habitante de la casa"), he allí que decir que la angustia carece de objeto es falso. Pero sí es cierto que ese objeto es distinto a los objetos que están en el mundo del sujeto que habla (que llevan implícito el engaño). La angustia es un corte que deja aparecer lo inesperado. La angustia no engaña, tampoco es duda, sostiene una "enojosa certeza" la cual sólo puede ser arrancada de la misma por vía de la acción. "Actuar es operar una transferencia de angustia"(Lacan, Seminario, 10). Frente al corte que ejerce la angustia, queda abierto el paso para lo inesperado, pero el sujeto con la ley y el deseo como barreras "obstruye el acceso a la Cosa". El falo será entonces aquel objeto que cubre la angustia, sin embargo de vez en cuando "aparacerá un objeto entre todos los otros del que en verdad" el sujeto no sabe por qué está allí. Lo que significa que en tanto el sujeto desea nada sabe de lo que desea. Ese objeto, para el cual la angustia es su única traducción subjetiva, es el objeto a (la fórmula del fantasma es así el soporte de ese deseo de a del sujeto). Lacan ubica entonces, en el seminario 10, al objeto a como objeto causa de deseo que, por lo tanto, está detrás del deseo; o sea, es anterior al momento en el que "el sujeto en el lugar del Otro se capta en x en la forma especular que introduce para él la distinción entre el yo y no-yo". Se trata de que allí donde el sujeto dice "yo" ( je ), "allí en el nivel de lo inconsciente, se sitúa a ". Y ser a , el objeto, es lo intorelable porque ese sujeto fundamentalmente historizado cae fuera de la escena (eso es a lo que Lacan se refiere con la noción de causa en este seminario).

Resumiendo, el sujeto se constituye en el lugar del Otro (A) como marcado por el significante ("la huella del sujeto en el curso del mundo"), e inversamente suspende toda la existencia del Otro de una garantía que falta, este es el Otro tachado (A/). Un lugar que muestra el no todo del campo simbólico, ese espacio que siempre queda abierto más allá de la comunicación, el sentido, el reconocimiento y la significación, porque lo que sigue de un Otro tachado es un sujeto tachado, un sujeto un poco exiliado de ese saber sobre esa verdad de sí mismo. De esa operación queda un resto: el a . El analista aquí, no es de quien el analizante recibe el sentido de sus palabras. El analista es correlato de la pulsión, objeto de la economía libidinal del sujeto.
Ahora bien, con respecto a dicho objeto, ("reserva última irreductible de la libido" como lo nombra Freud), existe la posibilidad de sus manifestaciones como falta. Por ejemplo, es en ese lugar vacío que se instituye la dimensión de la transferencia, porque es con su propia falta con la que el sujeto ama ("amor es dar lo que no se tiene").

Habiendo planteado esto, podemos decir ahora, que en el pasaje al acto el sujeto queda en una identificación absoluta con el objeto a al cual queda reducido. El sujeto vuelve "a esa exclusión fundamental en la que se siente", y se conjugan en él deseo y ley, "en el absoluto de un sujeto". Pone en el lugar de la falta lo que falta en el campo del Otro, esa garantía suprema que es el falo absoluto (Φ). La castración vuelve, y desde lo real aparece "el pequeño a en el espejo del Otro". El sujeto, entonces, cae como objeto. Se trata de aquello ante lo cual Freud dijo, con la joven homosexual, "me detengo" y luego, "no llegaré a nada". El niederkomenn , ese dejarse caer del sujeto fuera de la escena.
Vemos en esto que apunta Lacan de Freud con la joven homosexual, que el pasaje al acto apunta siempre a una referencia esencial en la manipulación analítica de la transferencia.
Si el pasaje al acto es ese dejarse caer del sujeto fuera de la escena del mundo y en esa identificación absoluta con el objeto a , ¿qué indica, entonces, el acting-out de la relación esencial entre a y A? ¿Qué diferencia al acting del pasaje al acto?
El acting-out es fundamentalmente algo que se muestra. El acting tiene un acento demostrativo, pero demostrativo de otra cosa de la que es. El deseo se muestra como otra cosa, y al hacerlo se designa y llama a ser interpretado. Una interpretación que se hace posible en la medida en la que la transferencia se halle establecida. Lacan dirá "la transferencia sin análisis es el acting-out, y el acting-out sin análisis, es la transferencia". Lo primero apunta a la ausencia o desfallecimiento del analista y lo segundo fija la referencia al analista. Es por eso que el acting-out es respuesta sin palabras que responde al fading del analista en su situación de interpretante. "Es una provocación a reabrir lo que el analista ha cerrado", porque por una falla de su discurso aquel Sujeto supuesto Saber que sostiene la transferencia, dejó surgir algo de lo real. La cuestión estará, entonces, en cómo el analista logrará domesticar la transferencia salvaje, "cómo hacer entrar al elefante salvaje en el cercado". Se trata de domesticar más no prohibir, porque justamente "el acting-out es el signo de que se le impide mucho". Tampoco se trata de interpretar porque sería interpretar el fantasma. ¿Qué le queda al analista? Detenerlo y luego lograr ver lo que el analizante le dirije con su acting-out: ese cambio de discurso -del discurso analítico al discurso de dominio (de amo)- para reestablecer un retorno de la situación analítica. Lo que debe retornar es el rol específico que juega la interpretación del relato del acting-out -que en contraste con el síntoma, éste último no es un llamado al Otro, sino un "goce engañoso que se basta a sí mismo"-.
Podemos ver ahora que ni la acción ni el pasaje al acto o el acting tienen ese estatuto del acto con su efecto significante, ese que con "su corte estructurante conduce al sujeto a reaparecer,(...) como otro, irreversiblemente modificado".

Bibliografía:
Bassols, Miquel (2003). "La interpretación, hoy". En Bitácora 2: Las respuestas del psicoanalista. NEL.
Brodsky, Graciela (2002). Fundamentos. El acto analítico. Cuadernos del Instituto Clínico de Buenos Aires-5.
Lacan, Jacques (1962-1963). "El Seminario, Libro 10: La angustia". Versión no revisada.
Lacan, Jacques (1964). "El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales". Paidós.
Lacan, Jacques (1967-1968). "El Seminario, Libro 15: El acto psicoanalítico". Versión no revisada.
Lacan, Jacques (1967-1968). Capítulo V El acto psicoanalítico. En Reseñas de enseñanza. Editorial Manantial: Buenos Aires.

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