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Sabemos que el ser humano es un ser social atravesado por múltiples variables donde juega un papel central la cultura y la sociedad en la que nace, crece y se desarrolla como individuo.
Una cultura que por sus características (en especial desde la educación formal) impone ciertos parámetros de diversa índole, incluso estéticos, dando lugar a una especie de sistema de valores que rigen nuestra forma de pensar y percibir la realidad, el mundo. Este aspecto de la Cultura, por supuesto que es necesario ya que instala un lazo y la posibilidad de entendimiento y comunicación a nivel general. Sin embargo, como ya lo señalara por ejemplo Freud, la culturización del hombre, entendida en su aspecto más amplio, donde la cultura ejerce una normativización sobre lo singular, estableciendo leyes, prohibiciones, legalidades y modelos tiene inevitablemente su lado "oscuro", que se vincula justamente con esa paradoja consistente en que, cuanto más tendemos a estandarizar al ser humano, más inevitablemente avanzamos sobre la singularidad de cada sujeto, con el peligro de avasallarla. Por otro lado, todo lo que no encaja en el modelo, empieza a ser tomado como peligroso para la subsistencia del mismo, se reprime todo lo que no vaya o se adapte al ideal cultural dominante. El ideal cultural, es homogéneo a los ideales del yo, y en ese sentido, tenderá a engañarse y a reprimir muchas verdades que pueden ser molestas o amenazar la ilusión de dichos ideales. Pero esos elementos reprimidos, retornan, a la manera de síntomas, por ejemplo Freud lo describió mucho mejor en su trabajo El malestar en la Cultura. Como señaláramos hace algunos años en ocasión de fundamentar una experiencia teatral, el acto artístico, es una forma posible de curar algo del malestar inherente a la Cultura misma. Aquí entonces es donde se inserta el arte y la creación en su aspecto más amplio, y desde aquí es que planteamos la importancia de Talleres de Expresión Artística en instituciones que trabajen en el campo de la Salud Mental, la Rehabilitación, y la Educación Especial. Desde ellos la propuesta principal es la de brindar un espacio para desarrollar la creatividad, la cual está íntimamente ligada a la subjetividad, tiene que ver con la búsqueda de lo interno, de aquello que muchas veces queda relegado por no ser compatible con lo "establecido" y de esa manera se deja adormecida una parte vital de todo ser humano en su aspecto más íntimo y vital. Es a través del arte donde la posibilidad de descubrir un estilo propio, único e irrepetible queda abierta. A lo largo de los años de experiencia en coordinar talleres de arte hemos encontrado como punto de partida importante a trabajar una constante que por sus consecuencias presentes y futuras es alarmante.
Ante preguntas del tipo: "¿Qué soy capaz de hacer, de dar? ¿Qué tengo para decir? ¿Qué siento? ¿Qué pienso? ¿Que tengo ganas?" , hemos verificado que muchas veces quedan sin respuesta, sin ser incluidas dentro del marco de la actividad, o con respuestas cargadas de prejuicios. Esto tiene como efecto producir un aplastamiento del sujeto, o incluso, una clausura de su posibilidad de emergencia. Se hace necesario rescatar la propia mirada, aquello que cada uno es y tiene para decir, y valorarlo. Si hablamos de una sociedad donde lo "diferente" es cuestionado, marginado, relegado, ¿cómo podemos encarar el trabajo con personas con algún tipo de discapacidad? con necesidades diferentes, personas que por padecer algún trastorno físico, mental, anímico, etc., se enfrentan con una realidad dura y difícil, una sociedad que los margina, los excluye o en el mejor de los casos trata de incluirlos desde parámetros ya estandarizados imprimiendo una seudo adaptación cargada de esfuerzos, frustraciones y prejuicios? La propuesta entonces es brindar un espacio para desarrollar el potencial expresivo.
En un taller de expresión artística aquella está basada en la interacción social a través del arte, elaborando producciones artísticas en donde cada individuo vuelca su mundo interno y brinda una parte de sí mismo en una creación que posee significado para él. Se trata de poner el acento en lo singular de cada uno, valorar al artista teniendo siempre presente que se es artista independientemente de la discapacidad, y con esto no se trata de negar sino de correr el "foco" y comenzar a ver a la persona en su totalidad. Situábamos más arriba el punto donde los ideales culturales pueden transformarse en obstáculo para el sujeto. Este punto se incrementa exponencialmente si hablamos de un sujeto encasillado en las redes que implica el significante "Discapacidad". Hemos trabajado algo de esto en otro lugar", pero podemos traer a colación una reflexión del psicoanalista Carlos Pérez, donde plantea esta cuestión incluyendo a muchos de estos ideales culturales, bajo el título de «ideología del Paraíso Perdido», y situando al artista como aquel que puede romperla"', desde el "poder" que por ejemplo Neruda adjudica al poeta «Es preciso ser poeta para abrir con una metáfora el espacio por el que transcurre la vida, de un nacimiento a otro.» (Para nacer he nacido'). No es difícil hacerse la idea de que el "discapacitado", arruina aún más aquella ideología del Paraíso , ésta, para defenderse, realiza la operación de segregarlo como discapacitado (queda “ por fuera" de la Sociedad Ideal o Paraíso a reencontrar), con esta expulsión, el paraíso puede mantenerse como ilusión. Entonces, es el acto creador quien tiene la capacidad para romper lo instituido. Aquel que es llamado "discapacitado" por el Otro, en el acto artístico tiene una herramienta privilegiada para intentar romper con la ideología que lo condena en aquella relación social que lo compara con los ideales del Paraíso (que van desde el Ideal de perfección física, de funcionamiento mental, de relación social ... hasta los ideales que los padres depositaron aún antes del nacimiento , sobre el futuro hijo, imaginando por ejemplo que realizaría todos los proyectos y sueños que ellos no pudieron lograr , etc.). Entonces, tendrá ocasión para desarmar ese Ideal Cultural, que no lo Imagina como sujeto, y desde ahí, librado de esos prejuicios, lanzarse al intento de nacer como sujeto, desde lo que es como existente, con su estilo. Romper la ideología del paraíso perdido para abrir el campo del «ser para nacer» (C. Pérez).
El camino de la creación y del estilo lleva a avanzar hacia las coordenadas del sujeto del deseo", posibilidad que tendrá el artista o quien transite por esos senderos de situarse de manera novedosa, y de poder hacer algo que tiene que ver con su ser más intimo, realizándose él mismo en ese acto, afianzando su subjetividad singular, o posibilitando el crecimiento subjetivo antes detenido. Por supuesto, muchas veces nos encontramos, sobre todo en los talleres que funcionan dentro de instituciones psicopatológicas, con sujetos con problemáticas urgentes, o donde la apuesta que se puede plantear parece más "modesta" que la de arriba enunciada, y por tanto nos encontramos apuntando a que nuestro dispositivo artístico pueda brindar una ayuda hacia la conexión de un sujeto con el mundo, o para la elaboración o al menos expresión de sus temores y fantasmas en un objeto externo (una escultura, por ejemplo), que de esta manera comienzan a poder acceder a la simbolización. Pero a poco de reflexionar vemos que no cave valorar como más o menos modesta a una opción u otra. El arte en todo caso, está en lo que cada sujeto hace con lo que es y dispone, y en este nivel, no hay un código de valoración sobre qué sería un acto artístico y qué no. Se deberá ver en todo caso, caso por caso.
Expresión artística y lenguaje
La hegemonía que ejerce desde hace ya un siglo la terapia a través de la palabra hizo que otras formas de tratamiento no verbal viesen dificultadas su desarrollo y reconocimiento en el mundo "profesional" como verdaderas formas de tratamiento para aquellas patologías donde la vía de comunicación verbal se ve seriamente dificultada. En muchos de estos casos la instancia del lenguaje hablado no existe y en otros se hace muy difícil tal vía de acceso a la comunicación. Por otra parte, es bien sabido que muchas veces las palabras no alcanzan para representar y comunicar sentimientos y estados subjetivos. ¿Qué pasa entonces cuando la instancia de la palabra no basta? Aquí es donde se hace necesario poner en práctica otras vías de acceso a la comunicación, es donde entra en juego y adquiere particular importancia el lenguaje artístico (dotado de códigos más variados y flexibles) donde es posible comunicar y expresarse de otro modo, utilizando otros recursos
El arte así es rescatado como una importante vía de expresión de lo interno, haciendo la aclaración que de ninguna manera puede tomarse a la producción artística como un acceso directo y sin escalas al inconsciente, o al psiquismo de una persona . No se debe caer entonces en el preconcepto de que en las producciones artísticas se manifiesta directamente el inconsciente. Además, las interpretaciones que un otro realiza sobre la obra de un autor, siempre están sujetas a los conceptos y el plus que imprime ese otro sobre lo que ve en una producción artística; siempre se filtra algo de lo subjetivo de cada persona que intenta interpretarlas "objetivamente"; no hay un catálogo de imágenes (como un diccionario, donde habría una única relación lineal entre imagen y significado), la vía de lo artístico tiene su base precisamente en otro aspecto más fundamental que es el hecho de ofrecerse como vía de expresión de lo interno más allá de lo anecdótico de lo que se va a comunicar racionalmente, lo importante es brindar el espacio para que surja lo propio.
«Cuando la palabra fracasa, la necesidad de expresión, necesidad inherente a la psiquis, lleva al individuo a configurar sus visiones, el drama del que se transformó en personaje... »" -Nise Da Silveira
Antes de que el ser humano accediera al lenguaje hablado como forma de comunicación, en los comienzos se utilizó el arte, a partir de innumerables representaciones gráficas donde se comunicaban mensajes de generación en generación. Fue a partir de símbolos gráficos que los pueblos primitivos dejaron constancia del intento y la necesidad del hombre de comunicarse y expresarse. A través de las pinturas rupestres tomadas como una de las formas más primitivas de comunicación entre los hombres , se narraban hechos, sucesos, vivencias y sensaciones vividas por esas personas. El arte entonces ha sido una forma de comunicación y expresión utilizada desde los albores de la humanidad. Una práctica que, aunque inherente al ser humano, a lo largo de la historia ha sufrido algunas tergiversaciones que no reflejan aquella necesidad primaria; finalmente el arte pareciera haber quedado como condición especial de algunos pocos “iluminados". Lo cierto es que se hace necesario que el arte vuelva a ser parte de lo cotidiano, de lo popular, patrimonio de todos por igual y no disecarlo en museos y galerías. Rescatar esa relación entre el ser humano y su necesidad de expresión artística es lo que nos proponemos.
Nuestra posición en este campo es sostener la apuesta al sujeto, incluso ahí donde la visión de la sociedad instituida (su "visión del mundo”) no lo ve; otorgar una oportunidad al nacimiento y al crecimiento subjetivo, íntimamente ligado al acto de creación. Desde nuestra concepción, esto implica como efecto el nivel terapéutico más preciado. El apuntar a una subjetividad singular que pueda instituirse en el mundo. Esto lleva a una concepción de la subjetividad, que nunca queda del todo agotada por el saber o la visión del Otro, ya que solo se constituirá como tal en una salida original y propia, solo desde su singularidad, es por eso que las teorizaciones sobre este nacimiento subjetivo deben quedar en algún lugar abiertas. El psicoanálisis por ejemplo, mantiene el lado «real» del sujeto, como posibilidad no reducida a lo simbólico"', y por ende, nosotros la entendemos también como apertura, como grado de libertad.
La particularidad de un Taller de Arte
De todo esto que estamos planteando, va delineándose una condición para el coordinador de un taller de arte y expresión: el coordinador de dicho taller debe tener, él mismo, en su mirada, en su expectativa, en su deseo: un criterio artístico. Esto implica que apostará a la creación artística, entendida en su amplío sentido que va desde la concreción expresiva sobre distintos materiales, hasta el encuentro, la sorpresa creadora, hasta el acto creador mismo , por encima de lograr producciones, o cumplir metas pedidas por la Administración institucional, etc. Los talleres artísticos entonces, deben contar con un dispositivo acorde a sus objetivos, donde se logre poner en juego aquello que al principio situábamos como Io propio", apostar a la singularidad creativa. Señalábamos más arriba que los códigos del lenguaje artístico son más flexibles y esto se pondrá a disposición de una estrategia donde se privilegie el «hacer» hacia la expresión subjetiva y creativa. Para todo esto, pensamos que el encuadre del taller artístico debe cumplir al menos con un requisito, mantener una estructura de saber abierto, o sea, no se debe dar ya establecido y cerrado un código de cómo se debe emplear las determinadas técnicas, y que entonces la meta del alumno sería aprender lo más fidedignamente esa técnica, y adaptarse a los parámetros estéticos que se le aportan. Nuestra idea es que el taller de arte (cualquiera que sea) debe brindar la oportunidad para que el sujeto (cada uno en su nivel de posibilidades presentes) pueda apropiarse de algunas técnicas artísticas, para luego empezar a hacer él mismo, desde sus propias marcas personales, buscando un estilo propio. Esto es, le brindamos un marco no completo, abierto, que deja la posibilidad al participante para hacer sus propias y originales «versiones»..,
Aquí también hay que señalar que no es lo mismo un taller artístico, que un taller de producción. Que ninguno va en desmedro del otro, sino que apuntan a objetivos diferenciados, que pueden ser mejor o no, según cada sujeto y su necesidad preponderante en cada momento o etapa (y que además, pueden complementarse). En este punto, puede ser interesante un ejemplo concreto de la interacción enriquecedora entre distintas modalidades de Talleres dentro de una escuela de Educación Especial y Formación Laboral. En este ejemplo se trata de una institución que ofrece actividades de formación pedagógica y talleres de formación laboral, a niños y adolescentes con discapacidad mental leve y moderada, teniendo además varios de los mismos un diagnóstico de psicosis. El objetivo explícito es formar profesionalmente a los alumnos para su futura inserción en el ámbito competitivo laboral; implica para los participantes exigencias en lo conductual y en lo técnico. En el transcurso del tiempo aparecieron en los grupos, y se trasformaron en recurrentes , conflictos internos, haciendo muy difícil la tarea específica de cada taller. A los participantes se los notaba irritados, con episodios agresivos o de angustia. Se decide entonces implementar Talleres Expresivos donde una vez por semana los alumnos podrían participar; se agrega entonces un taller de Plástica y otro de Cerámica, donde las actividades apuntarían a la expresión y a la comunicación. Fue evidente el cambio al cabo de unos meses de trabajo disminuyeron notablemente aquellos conflictos grupales antes señalados y los episodios agresivos y de angustia. La tranquilidad ganada en el estado individual y grupal se tradujo en una importante mejoría en el rendimiento de los talleres laborales y pedagógicos.
El participante del taller de arte tiene que saber que ese es un lugar posible para él, donde siempre está abierta la invitación a animarse a crear (y re¬crearse él como sujeto) y donde sabe que encontrará de parte de la coordinación y del dispositivo del taller una recepción. Igualmente importante e íntimamente unido a lo anterior es que en primera instancia los participantes sientan que el taller se ha constituido en un lugar para ellos, donde saben que incluso cuando uno no sienta las ganas de hacer nada, ahí puede «estar»; en este sentido, hay que evitar la inercia de que las "ganas" de hacer se transformen en un mandato por hacer. Tomemos como ejemplo gráfico la ya conocida "masa" informe de arcilla. Otros autores ya han trabajado las posibilidades proyectivas del Eso/Ello mundo interno , hacia un material u objetos externos, como operación de simbolización. Tomaremos aquí el paralelo desde la posibilidad de “Lanzarse" uno a hacer algo (que segundos antes no se sabía ni qué ni cómo); acto donde se logra activar, conectar, articular, una parte nuestra pero hasta ahí extranjera, extraña para nuestra conciencia, y muchas veces solo presentida como peligrosa , nuestro «Ello».. Hacer algo con esas pulsiones hasta ahora solo presentidas como peligrosas o desestabilizadoras, por ejemplo. Uno entonces, en el acto de crear algo, de darle forma a esa "masa informe" de arcilla, hasta lograr crear un objeto artístico , uno se crea en el mismo movimiento como sujeto creador, y gana un "territorio" como posibilidad subjetiva nueva, algo de aquel Ello, ahora se articula a sus posibilidades subjetivas de vida, como una afirmación. Donde eso era, el sujeto adviene. (Como poder darle nombre a un territorio recién descubierto, lo que luego nos permitirá incluirlo y tenerlo en cuenta en nuestro mapa, ampliando así nuestras posibilidades de andar por el mundo).
Paula Llompart: Profesora en Artes Plásticas y Cerámica, se especializa en el trabajo con personas con discapacidad y con patologías mentales, coordina talleres de expresión plástica en diferentes escuelas de Ed. Especial. Centros de Día, Hogares terapéuticos y C.E.T. Coordina taller de formación laboral.
Artista Plástica y muralista.
Oscar Zelis: Lic. En Psicología (UBA), Psicoanalista, Psicodramatista, coordina Talleres de Teatro en diferentes Centros de Día y Hogares Terapéuticos.
Conjuntamente Investigan sobre la importancia de los Talleres Artísticos en diferentes dispositivos Educativos y Terapéuticos. Dictan Charlas, Cursos y Seminarios sobre éste tema. Participación en congresos.