-¿Hay tratamiento posible en el autismo?
-Si, hay tratamiento posible para niños autistas y debe realizarse siempre bajo determinadas condiciones. Me parece que hoy está clínicamente probado que un psicoanalista si trabaja sólo, su intervención va a ser de mucho menor alcance si en cambio lo hace en un equipo interdisciplinario. Entonces , habría tratamiento posible siempre y cuando un psicoanalista intervenga como parte de un equipo que además esté atravesado por el psicoanálisis. Dentro de este equipo base, dentro de los primeros 3 años de vida del niño habría un neuropediatra, un psicoanalista y un especialista en estimulación temprana. Sin duda el neurólogo infantil o neuropediatra y el psicoanalista son dos pilares insustituibles del tratamiento. Tampoco se me hace posible la intervención del psicoanalista sin el trabajo con los padres y con las instituciones que alojen a ese niño, ya sea el jardín, escuela u otro tipo de institución.
-¿Cómo es el fin del tratamiento?
-Su finalidad y finalización, es variable. No necesariamente el destino del tratamiento es confirmar a ese niño en su autismo o que vire hacia la psicosis. Quiero decir que en mi experiencia y la de los colegas con quienes compartimos esta posición de trabajo clínico, la casuística confirma tratamientos que han permitido que el niño salga de su autismo y no necesariamente hacia una posición psicótica. Esto es polémico, ya se, pero mi experiencia clínica demuestra eso. Siempre las condiciones cuentan. Por ejemplo, el equipo interdisciplinario, el momento en el cual el niño entra en el tratamiento, las vicisitudes o contingencias impredecibles la hora del comienzo, la disponibilidad al trabajo psicoanalítico de los padres, si hay o no organicidad sobre agregada y cuál, y la formación del psicoanalista a cargo. Se están investigando los efectos de tratamientos de bebés o niños muy pequeños, haciendo un seguimiento de ellos y confirmar cómo ha devenido su posición subjetiva en el pasaje por la adolescencia. Es una investigación que está en pleno curso, siendo realizada en Argentina, Brasil y Francia.
-¿Cuál es la especificidad del autismo, con relación a las psicosis u otros problemas del desarrollo?
-Hoy como nunca qué es el autismo sigue siendo una incógnita, en el sentido no solamente de conocer las causas del autismo sino también a qué nos referimos cuando hablamos de autismo. Creo que hoy en día este término ha extendido sus fronteras de tal forma que en Estados Unidos se lo está por considerar epidemia, junto con la diabetes y el cáncer. Desde mi posición creo que es urgente limitar y acotar qué incluye y qué denomina el diagnóstico de autismo infantil y qué no. Aparte, es necesario considerar si hay tipos de autismo, cuáles son. Es muy importante insistir con que los llamados problemas generalizados del desarrollo, desde el DSMIV, no dicen nada del sujeto singular que los padece, ni de su posición en relación al deseo. Además no necesariamente cursan para un niño como una posición autista y que el autismo no es un problema generalizado del desarrollo, sino una posición subjetiva en relación al Otro y otro y justamente por ello trae problemas en el desarrollo. El desarrollo no está por fuera de la estructura del lenguaje y sus leyes ni de lo real orgánico, en sus distintas maneras en que pueden anudarse para un sujeto en particular según su historia.
Por otro lado, dentro del ámbito psicoanalítico, creo que es hora de sostener la discusión y continuar con la investigación acerca de cuáles son los bordes diferenciales y las relaciones entre lo que vamos a llamar autismo y psicosis en la infancia. Creo que hay una posición diferencial de relación al Otro y otro en el autismo y en la psicosis.
-¿Cuál sería esa posición diferencial en el autismo y en la psicosis?
-En el autismo, he propuesto plantear una A(a)-Versión Primordial, que podría ubicar como un mecanismo por el cual se se trata de “girarle la cara al significante”. La posición del chico autista configura un rechazo activo a la entrada del campo del Otro. Se trata de que el Otro, el lenguaje y sus leyes, no ingrese. Para mi gusto el niño autista es aquel que sostiene para vivir, en esa posición, una posición de rechazo radical y masivo al significante, a costa incluso de su propia vida simbólica. A diferencia de la psicosis donde lo que está forcluido de inscribirse es el significante primordial de los significantes primordiales, el significante o significantes del Nombre del Padre. Por ende no se inscriben los demás significantes primordiales, pero el lenguaje, aun no ordenado falicamente, hace su ingreso el niño y su cuerpo. El autismo sostiene una relación al Otro y otro que podríamos nombrar de ausencia de relación. Se suele decir que los autistas no fijan la mirada, en realidad más bien, hay una configuración del campo escópico puesta al servicio de que el otro no penetre. Las investigaciones que se vienen realizando sobre este tema desde el psicoanálisis van acercándose hacia confirmar que hay reversibilidad del autismo y la teoría de la plasticidad neuronal en este sentido , no hace ,más que comprobar y acercarse a Freud, a confirmar que el Otro y sus modalidades de funcionar , construye y o modifica el funcionamiento del sistema nervioso central.
-¿Es modificable, o reversible el autismo?
-No va de suyo que lo sea, es más bien una apuesta clínica. Dependerá de las condiciones, el tiempo y la modalidad de la intervención. Del mismo modo, creo fundamental cuál es la posición del analista o el equipo clínico acerca de la constitución misma del sujeto en la infancia, sus coordenadas y si esta constitución subjetiva está decidida o es a decidirse en estos primeros fundamentales años a los cuales vamos a llamar primera infancia. Casi definitivamente, luego deberemos esperar el pasaje por la pubertad y adolescencia. Mi posición, al decir que sí es reversible, va de la mano de pensar que la posición subjetiva en la infancia aun no está decidida, esto ya implica una posición en la cura, una posición ética y una modalidad de trabajo clínico con los padres.
-En su libro "Duelos en juego" plantea que el analista delinea el "ritmo del juego" en el niño, en qué sentido lo piensa así?
-En el libro hay un capítulo que trabaja el tema del ritmo del juego, es uno de los capítulos que más me gustan. Yo tomo ahí la definición de ritmo de Henri Meschonnic, un lingüista francés estudioso de la lengua y Lacan. La definición que tomo de él es la de que el ritmo sería la organización del movimiento de la palabra como el discurso en el lenguaje. Ahí hago jugar esta definición con la idea de tomar al juego como una formación del lenguaje, atravesado por las leyes del inconsciente. Esa es una de las apuestas fuertes de este libro. Una de las maneras que tengo de pensar el juego es que para un niño éste cumple la función de organizar la lengua siendo que la lengua entre en acto y pueda elevarse a categoría de discurso al ser escuchado por otro. Hay allí un movimiento, tiene que haber allí una puesta en acto de cierta organización para que las leyes del lenguaje pasen a transformarse en un discurso que no necesariamente es dicho en palabras. Donde digo que el juego resuena, se hace oír, resuena en el cuerpo de quienes participamos de él, incluyéndolo al niño. El niño es hablado por el juego, a la vez el juego le habla, y él le hace hablar al juego, es un circuito. Me parece entonces que cuando el analista acentúa el ritmo del juego, me refiero a que con su intervención permite esta puesta en acto y forma del juego que lo eleva a discurso para un otro. Acentuar en el doble sentido: por un lado el acento tiene que ver con la gramática y es un concepto de la música. Hacer que el juego resuene como eco en el cuerpo, como dice Lacan de las pulsiones, y se transforme en un decir. La intervención del analista en juego, tiene direccionalidad, y propuse denominarla acentuar el ritmo del juego.
-¿Cómo pensar la melancolía en la infancia, hoy?
-Este tema lo llevo trabajando a lo largo de casi 25 años con niños que presentaban además de problemas del desarrollo de base orgánica, problemáticas a la hora de ponerse a jugar. Al mismo tiempo estos niños presentaban dificultades en la construcción de su aparato psíquico, ya sea del orden del autismo o de la psicosis. Ahí me encontré con que uno podía decir que un niño que estuviera fuera del deseo de jugar era un niño que no era tomado por el principio del placer, estaba como tomado por un deseo de muerte que en muchos casos se presenta como el deseo de morirse. Esta problemática en niños con problemas del desarrollo de base orgánica es muy frecuente porque su imagen corporal no ha sido tomada por la significación fálica. Niños que presentan múltiples síntomas clínicos, pero, además de problemáticas de alimentación, del sueño, la postura y el tono muscular, también tiene que ver con la falta del deseo del jugar que es este motor por excelencia del que habla Freud.
En la melancolía, me parece que la especificidad tiene que ver con la insignificancia fálica, es decir, niños caídos del falo, niños que no fueron enlazados por el anillo de falo. Con lo cual esta posición de sostenerse y de no modificarse a partir de una intervención clínica, por ejemplo, puede ser una de las entradas o al autismo o a la psicosis. La melancolía puede ser una puerta de entrada que tiene un niño al autismo, entre otras, no es la única pero según mi experiencia diría que es de las más frecuentes, facilitada desde varias vías, si además hay una patología orgánica sobre agregada. A veces lo que ocurre con una intervención psicoanalítica interdisciplinaria temprana es ayudar a construir un puente fálico, enlazar fálicamente a ese bebé o niño pequeño con el deseo del otro y que los agentes parentales puedan encontrarle gusto y no dar gusto al disgusto en su relación con su hijo.
Norma Bruner. Magíster en Psicoanálisis y Doctorando en Psicología, Facultad de Psicología, U.B.A. Autora del libro “Duelos en juego”. Miembro del Centro Dra. Lydia Coriat (FEPI). Actualmente Supervisora Clínica de Htal. Gral. Dr. C. Durand. Htal. de Niños: Dr. R. Gutiérrez. Centro de Salud Mental N 3: Dr. A Ameghino. Htal: Dr. P Penna. Supervisora clínica en el Htal. “Niño Jesús “Servicio de psiquiatría infantil”, Madrid, España.