-¿Por qué nominaron esta segunda versión del simposio "Niños o síndromes"?
-En realidad, tanto en el 2007, año en que convocamos al 1er Simposio, como ahora, lo que nos preocupa fundamentalmente es el problema de la patologización y medicalización de la infancia. Toda vez que frente a una conducta desajustada, desadaptada, disfuncional u alterada que los niños manifiesten en la escuela u otros ámbitos, se procede rápidamente a etiquetarlos a partir de diagnósticos que se realizan de acuerdo a criterios clasificatorios de base estadística como los que se proponen en el DSM IV, al solo efecto de someterlos luego a tratamientos farmacológicos. En base al suministro de drogas psicoactivas, acompañadas o no de “programas de adiestramiento conductual” sólo tienen como objetivo lograr que el supuesto trastorno desaparezca lo antes posible, de modo que el niño pueda adaptarse- ajustarse a las condiciones requeridas por los adultos de su entorno.
En este sentido, los niños desatentos e hiperactivos rotulados con la conocida sigla de ADD/H fueron y son y muy a su pesar, una especie de caso testigo, paradigmático del fenómeno de la patologización y medicalizaciónde la infancia.
Pasivos pioneros de este tipo de procedimientos, muchos niños y adolescentes etiquetados de ADD/H se suman a otros tantos que, rotulados como Bipolares, TGD, ODD, TEA, etc. se los identifica como portadores de supuestos síndromes a partir de los cuales y con el aval de cierta ciencia se los intenta acallar, disciplinar, apelando para esto a la solución fácil y simple que en pastillas, jarabes o comprimidos producen con altas tasas de rentabilidad los grandes laboratorios medicinales.
Porque estamos convencidos que este fenómeno vulnera seriamente los derechos a la salud, a la educación y a ser escuchados de nuestros niños es que decidimos volver a convocar a profesionales de distintas disciplinas comprometidas con la infancia. La idea es reunirnos nuevamente para continuar trabajando en el análisis crítico de cierto tipo de prácticas médicas, psicológicas, psicopedagógicas y docentes que continúan colaborando en la reproducción, profundización y extensión de este.
Es nuestro propósito entonces contribuir a la desnaturalización de las mencionadas prácticas profesionales que tanto nos preocupan, con el objeto de promover a su remoción y transformación, considerando en esta ocasión, el problema de la patologización y medicalización de la infancia desde una perspectiva más amplia y abarcativa, de ahí que decidimos nominarlo “¿Niños o Síndromes?”.
-¿Sobre qué va a tratar su exposición en el Simposio?
-Desde la particular perspectiva que me ofrece la Psicopedagogía Clínica, mi exposición pretende retomar algunas de las principales cuestiones que plantea el famoso y conocido ADD/H cuyo Waterloo, tal como muy bien lo expresaba Thomas Armstrong en su momento, continúan siendo las aulas.
Es desde allí, desde el corazón mismo de las escuelas, que cotidianamente se detectan niños que por no prestar atención a su maestra o no quedarse quietitos en sus bancos mientras dura la clase son derivados rápidamente a consulta neurológica con la intención que el trastorno que supuestamente ellos padecen sea resuelto rápidamente a través de prácticas médico-farmacológicas externas al ámbito escolar. Porque a juzgar por lo que se observa y a pesar del incremento notorio del porcentaje de niños que estarían padeciendo de este supuesto trastorno, la dificultad no es considerada como un problema escolar sino un problema de los escolares.
De ninguna manera pretendo sin embargo con esta presentación, y vale subrayar la aclaración, culpabilizar a los docentes y/o a las escuelas por esta circunstancia. Lo que procuraré con ella es poner a consideración la multiplicidad de variables intervinientes e interactuantes que subyacen al mismo y cuyo análisis, probablemente ayude a entender que estos problemas que manifiestan hoy los chicos en la escuela, no es más que la punta de un iceberg de un fenómeno mucho más complejo aún, cuya explicación trasciende incluso el ámbito individual, escolar y familiar, para inscribirse en última instancia sobre el transfondo de un escenario macro que los comprende y los implica, de carácter sociopolítico, económico, histórico y cultural.
-¿Qué factores socioculturales de la actualidad cree que tienen mayor impacto en la subjetividad de los niños?
-Dos tipos de subjetividades parecen constituir hoy a las infancias y adolescencias contemporáneas: la instituida por las prácticas pedagógicas, y la instituida por las prácticas mediáticas en la vida cotidiana.
El ADD/H por ejemplo, parece detectar como patológicos una serie de rasgos que se corresponden con la subjetividad socialmente instituida (televisión, videogames, shoppings, internet, etc.) que hace síntoma en el discurso pedagógico fuertemente atravesado, aún hoy, por las lógicas de la modernidad. El sujeto social actual no parece ser compatible con las prácticas docentes que continúan desplegándose aún hoy las escuelas. Por lo tanto, no es casual que sea en este contexto, el escolar, donde se detecte con tanta frecuencia este tipo de “trastornos” y de los otros, a los que se hizo mención.
Entre los principales factores que están impactando sobre los procesos de estructuración de la subjetividad de los niños actuales, sin dudas, el de las nuevas tecnologías multimediáticas de los últimos años, no ha sido menor. Las famosas funciones cognitivas que de ésta dependen, se hacen eco de estos impactos, acarreando consigo novedosas modalidades de prestar atención, captar, procesar y comunicar la información, en las nuevas generaciones de alumnos que habitan hoy las escuelas. Estas nuevas modalidades de funcionamiento cognitivo, propias de los alumnos de este siglo XXI, parecen profundamente ajenas a la cultura que aún hoy prevalece en las escuelas.
Otras de las cuestiones claves que instituyen novedosos rasgos de subjetividad y que luego se perciben como patológicos, tienen que ver con las nuevas modalidades emergentes que se observan en las configuraciones familiares actuales de la mano de un proceso de adolentización de los adultos transformados en pasivos consumidores y del des-dibujamiento de la autoridad paterna, que borra con esto la asimetría necesaria para poder criar, cuidar, contener y educar a un niño.
Asimismo, la aceleración y vertiginosidad que imponen hoy los ritmos de vida en contextos urbanos, el individualismo y la competitividad acompañadas de una profunda desestima por el semejante, generados a su vez en el profundo temor de los adultos a quedar excluidos del sistema, tampoco son sin consecuencias sobre el desarrollo infanto juvenil.
Pareciera ser que no hay tiempo, ni espacios, para detenerse a escuchar las novedosas maneras en que los niños y jóvenes de hoy expresan sus sufrimientos. Sensaciones de malestar, soledad, temores, desconcierto, presiones por el exceso de expectativas, etc. En fin, nuevos y viejos dolores que padecen nuestros chicos, mientras esta sociedad, la misma que los y nos produce, parece preocupada sólo por enmascararlos y clasificarlos con etiquetas de síndromes que habilitan así la vía de la medicalización como forma privilegiada por su eficiencia de silenciarlos.
Lic. Gabriela L. Dueñas. Psicopedagoga. Lic en Educación. Doctorando en Psicología (USAL). Profesora de la Cátedra de Psicología del Desarrollo II en la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la Universidad del Salvador. Se desempeña como Psicopedagoga clínica en el “Centro de Neurología Integral de Buenos Aires”. Capacitadora docente en cursos de especialización, carreras de profesorados y Trayectos Post Títulos de Formación Pedagógica para profesionales en ejercicio docente. Integrante del equipo interdisciplinario de investigación, docencia y asistencia ForumAdd y del Comité Científico del 1ero y el 2do Simposio Internacional sobre Patologización de la Infancia.