- ¿Qué trabajo desarrolla en relación al psicoanálisis en Venezuela?
-Mi trabajo gira en tres direcciones. En primer lugar, soy psicólogo clínico y psicoanalista miembro de la Asociación Caraqueña de Psicoanálisis (ACP - Nueva Escuela Lacaniana - Caracas) y miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Desde allí¬ trabajo en las directrices del psicoanálisis puro y aplicado en las que está inserta mi sede. En segundo lugar, trabajo en el área docente, dentro del diplomado de conceptos fundamentales del psicoanálisis que ofrece el Centro de investigación y docencia en psicoanálisis "Las Mercedes" (CID LM - ACP), así¬ como en la Universidad Metropolitana donde coordino tres cátedras; y en tercer lugar, dirijo junto a José Luis Garcí¬a, y la colaboración de la psicoanalista Raquel Cors Ulloa y la psicóloga Viviana Rosenzwit, la colección Mundo Psicoanalítico de la Editorial Pomaire. Allí¬ nuevamente aparece el apoyo decidido de la ACP con sus escritos, trabajo de difusión, incluso traducción de textos en italiano, francés y portugués.
-¿Qué características culturales encuentra en Venezuela para esta recepción del psicoanálisis?
-La juventud. Una juventud que quiere conocer y explicarse los acontecimientos de sus vidas desde un punto de vista actual. Y para ello qué mejor que el enfoque que le ha dado Jacques Alan Miller al psicoanálisis. Miller, Laurent... todos los que han construido la AMP le dan a diario vida al legado de Freud y Lacan. Los jóvenes quieren saber de ello, y no desde la anquilosada visión de los manuales de psicología. Los jóvenes reconocen la aridez del mundo de las terapias que pretenden estandarizar al ser humano. Ellos buscan, quieren saber de la historia del psicoanálisis en Venezuela. Se impactan al saber que Lacan nos visitó y que Caracas fue decisiva para la orientación lacaniana en América Latina.
- Su obra La Última Sesión resultó ganadora del concurso de dramaturgia Obras de Teatro del Mundo en Londres. ¿Cómo conjuga su trabajo clínico y el dramaturgo?
-Esa es una historia muy vieja, quizás uno de mis mayores retos. Desde mi adolescencia quise estudiar teatro y psicología. Incluso, tenía claro que quería ser psicoanalista. Veía que en las obras de Freud las referencias al teatro eran múltiples. Me encargué de abordar una a una, mientras hacía mi postgrado en clínica. Discutía mucho de eso con mis primeros maestros, muchos de ellos argentinos: El Dr. Mauricio Goldenberg, Luis Hornstein quienes me dijeron que sí era posible esa combinatoria. Así¬ conocí¬ a mí gran maestro en dramaturgia, Juan Carlos Gené. Él sentó mis bases en lo que soy como dramaturgo, aunque no se cansaba de repetir que no hay "psicología de personajes", y Lacan le daría toda la razón. Pero el momento decisivo fue cuando conocí¬ al Dr. Ronald Portillo. Él fue quien me estimuló a realizar un evento que llamamos "¿Descubrió Ibsen el Psicoanálisis?". Allí¬ fueron todos los que hoy son mis colegas de la ACP. Portillo me mostró una cita de Lacan, unas palabras que apuntaban más o menos, a "el arte siempre va por delante, como un faro para el psicoanálisis". Eran momentos en que dirigía tres obras de Ibsen e iba a Noruega a dar charlas sobre teatro y psicoanálisis. En ese momento me di cuenta que el vínculo entre arte y psicoanálisis ya era algo inherente en mi vida... Y lo puede ver en mi trabajo como dramaturgo. Trato de reflejar momentos puntuales, momentos en que el malestar de la cultura se introduce en la subjetividad del habitante del fin de siglo. La Ultima Sesión es un ejemplo de ello. Plantea un dilema ético, basado en hechos reales. Es un thriller, digamos que un thriller hipermoderno.
- Además usted es el Director de la Colección Mundo Psicoanalítico, cómo se le ocurrió encarar este proyecto editorial?
- Nace justo desde el teatro. Estaba estudiando en el CID LM, y al mismo tiempo tenía gente querida en espacios diversos del psicoanálisis. Desde la AMP, Ronald Portillo y Alicia Arenas, desde Ecole Lacanienne de Psychoanalyse, Jean Allouch; amigos de la IPA que conocía desde la escuela secundaria. Así¬ nació el primer libro "Psicoanálisis y teatro", como un punto de encuentro entre dos pasiones. En esos momentos, estaba en el segundo nivel del CID LM, y a mí, a todos mis compañeros nos impactó un seminario que dio Portillo sobre "Psicoanálisis y psicoterapia". Le comente al editor de Pomaire José Luis García, la importancia de este trabajo, y José Luis me dijo: "bueno, si ese trabajo de Portillo es tan importante, ahí¬ está el número 2 de Mundo Psicoanalítico". A partir de ese momento el camino estaba abierto. Mundo Psicoanalítico se encauzó como la primera editorial de libros de psicoanálisis de orientación lacaniana donde no solo los miembros de la ACP, sino de toda la AMP podrían encontrar allí¬ un espacio de publicación y difusión de sus trabajos. El apoyo y el resultado han sido extraordinarios. No sólo por la forma como nos ha llevado a estrechar lazos con analistas de Argentina, Brasil, España, Bolivia, Colombia, Francia, sino a difundir el psicoanálisis entre los chicos que apenas comienzan a asomar su mirada en este mundo extraordinario. ¿Mis expectativas? Seguir creciendo. Ahora publicaremos cuatro textos originales de Eric Laurent, Silvia Elena Tendlarz, Marco Focchi y Ronald Portillo. Deseo ver distribuirse Mundo Psicoanalítico en todo lugar donde esté alguien interesado en el psicoanálisis.
-¿Cuál es su relación con la escritura?
-Estar inmerso en la orientación lacaniana ha cambiado mi forma de enfrentar el hecho artístico. Cuando escribo algún trabajo de psicoanálisis, estoy siempre consciente de aquella máxima de Lacan, cuando dice en El momento de concluir “...ni en lo que dice el analizante ni en lo que dice el analista hay otra cosa que escritura”. . Como psicoanalista sé que el significante es causa de goce, por encima de la comunicación. De ahí¬ la búsqueda del desciframiento. Es otra forma de encauzar la escritura. Y ello, como te dije, ha signado mi ser-dramaturgo. Escribo escuchando a mis personajes. Trascribo sus puntuaciones en el lenguaje, sus silencios, sus equívocos. Hay una técnica obviamente, vías para construir un imaginario efectivo entre la escena y el público, donde éste pueda identificarse, vivir lo que allí¬ ocurre. Sentir que lo que pasa sobre las tablas es "la otra escena" al decir de Freud.
Pero cuando tengo el tiempo para dirigir, concibo la puesta en escena desde la escucha al actor, desde sus equívocos, sus improvisaciones. Todo estos lo pongo en acto sobre la escena. Lo puntúo. Destaco para ellos dónde podría ubicarse el goce para cada personaje. Si son mi creación, me creo con derecho de creer saber donde se podría ubicar, cómo es su relación con lo real... Y después me olvido de todo esto, porque tras la primera función dejan de ser míos. Es otro cuerpo que los encarna. Y mis palabras se transforman en la boca de otros cuerpos. Otros cuerpos que las pronuncian... Es la hora en que el escritor se despide, se evanesce, se convierte en palabra escrita sobre un papel, en una sombra más en la oscuridad de la sala.
Johnny Gavlovski E. Psicólogo Clínico. Miembro asociado de la Nueva Escuela Lacaniana-Pronunciamiento. Egresado de Estudios Superiores en Psicoanálisis en e Centro de Investigación y Docencia en Psicoanálisis “Las Mercedes”. Docente de la Universidad Metropolitana, Caracas, Venezuela.
Agradecimientos: Viviana Rosenzwit