La Estimulación Temprana surge en la década del 60, en el Hospital de niños Ricardo Gutiérrez, primer lugar en el mundo donde se desarrolla esta disciplina, gracias al trabajo de la Dra. Coriat, pediatra y neuróloga infantil quién sistematizó sus observaciones clínicas en su tesis del doctorado sobre el desarrollo neurológico del lactante, poniendo en marcha este nuevo modo de trabajar con bebés con problemas en el desarrollo temprano.
Diez años después esta clínica, se nutre de los aportes de la neuropediatría, pero además de la psicología evolutiva y del psicoanálisis, es decir surge y se construye como una clínica interdisciplinaria.
¿Hacia quiénes estaba dirigida? Hacia los bebés y niños muy pequeños (de 0 a 3 años) portadores de alguna patología orgánica, pero teniendo muy presente que ese bebé o es niñito no es el síndrome o la enfermedad (no es un Down, ni un “Frágil X”, etc. ) sino que es un niño que presenta o padece dicho síndrome.
Esta es la esencia de la Estimulación Temprana (llamada Estimulación Precoz en España)
Los pacientes son bebés y niños muy pequeños que presentan enfermedades por causas pre-natales, peri-natales y post-natales, pero fundamentalmente son “personas” que se irán constituyendo como seres, como sujetos que desean, que juegan, que aprenden, que crean, más allá de la marca de su enfermedad.
El objetivo de este abordaje clínico es propiciar el surgimiento de este sujeto de deseo.
Para esto trabajamos con los “pacientes” y sus papás, sosteniendo sus funciones parentales, al crear espacios donde se habla y se juega.
El tiempo de la estimulación temprana (precoz) es el tiempo de la estructuración, del armado subjetivo, de la construcción de las bases de la inteligencia.
La Estimulación Temprana y la Atención Temprana coinciden en su clínica, en los sujetos que atienden (bebés y niños pequeños con problemas del desarrollo) y en sus objetivos…
¿Porqué entonces esta denominación diferente?
Estímulo nos remite a algo que viene de afuera, listo, armado, que el bebé recibe y responde “casi” mecánicamente. Pero no se trata de ejercitar al bebé, de entregar listas de actividades a los papás, para que su pequeño hijo repita como un “robotito”, se trata de “estimular” al bebé propiciando que juegue, que aparezca su deseo.
Para hacer más presente esta distinción que no es solo semántica, actualmente en lugar de Estimulación Temprana, llamamos a este hacer Atención Temprana.
Atención en el sentido de “tender hacia”, pero también pensando en atención como cuidado, como medio facilitador (Winnicott), como sostén de las funciones parentales.
La palabra infancia etimológicamente se refiere a la incapacidad de hablar, es la etapa de la vida en la que el niño juega para contar, expresar, crear. Por esto, jugar es eje de la actividad de la Atención Temprana.
Nos queda aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de Atención Oportuna:
Son distintas actividades para prevenir alteraciones en el desarrollo o para potenciar el desarrollo de niños sanos favoreciendo su inteligencia, su interacción social.
Por ejemplo Talleres para padres en Jardines maternales, o Espacios para jugar de padres y bebés.
Por distintas razones de la agitada vida actual, algunos padres no pueden armar o encontrar el momento para jugar con sus bebés o pequeños hijos, estos espacios y talleres propician el juego, el encuentro creativo, facilitando el vínculo entre padres e hijos y potenciando el desarrollo armónico de estos últimos.
Lic. Mónica M.A. Martínez. Psicopedagoga. Especialista en Estimulación Temprana.
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