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16 DE ABRIL DE 2009 | ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO

El toyotismo en educación

El “toyotismo” tuvo su origen en Japón y “consiste en la detección de la demanda y la producción del bien en función de una necesidad específica. Se modifica así la relación propia del fordismo, en donde se modelaba la demanda en función del stock”. (“¿Orden o Desorden? Una lectura del mundo contemporáneo”. Marcela Díaz, Ruth García, Alejandra González. Ediciones del Signo. Noviembre de 1997.)

Por José Forni
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Este sistema de organización del trabajo requiere de una mano de obra más calificada, ya que no se limita a armar mecánicamente sino que también ejerce el control técnico.

Este modelo, en realidad, es una nueva forma de explotación de los trabajadores que es superadora con respecto al fordismo. Para llevar a cabo dicha explotación utiliza algunos elementos que el fordismo no empleaba:

  • Involucramiento de las personas: Se trata de concientizar a los obreros para que sientan que forman parte de la empresa o mejor todavía, que ellos también “son la empresa”. Los accionistas y dueños de la compañía deben mantener una buena relación entre ellos, por el bien de la empresa y para dar ejemplo al resto de los miembros de la misma. Los trabajadores deben estar bien informados sobre los objetivos que se pretenden alcanzar, esto es importante para obtener colaboración.

  • Multifuncionalidad de los que trabajan: los operarios tienen que poder desempeñar diversas funciones, se debe incrementar la capacidad del trabajo y la flexibilidad.
  • Producción en función de la demanda: se producirá teniendo en cuenta las demandas de los clientes (“producción ajustada”, “just in time”)

  • Relaciones laborales: introducción del concepto del “mundo de la empresa” que sirvió para trasladar la competencia interempresa a la competencia entre los obreros. Estos están condenados a compartir la suerte de la empresa. Con esto se desintegra la solidaridad obrera.

  • Círculos de calidad: los trabajadores deben realizar cursos y obtener calificaciones por su mérito.

  • El grupo de trabajo: el operario no está aislado sino que forma parte de un grupo cuyos miembros trabajan en perfecta coordinación, entre sí y con los demás equipos. Si el trabajo no está hecho a tiempo y correctamente, se perjudica el trabajo de los compañeros y del equipo que continúa en el proceso de fabricación. Si falta un obrero, sus compañeros de grupo o “celda flexible” se dividen las tareas del ausente para cumplir con la meta de producción y no perjudicar a los otros equipos. El trabajador ya no es responsable ante un supervisor, ahora lo es ante el grupo. Debe estar en condiciones de hacer las diferentes tareas que corresponden a su “celda”. Debe, también, ser capaz de asimilar innovaciones tecnológicas e integrar “Círculos de calidad” en los que se realizan reuniones periódicas para recoger opiniones sobre cómo hacer ahorros y mejorar el trabajo. Se flexibilizan los horarios y las licencias para acomodar a la producción.

    La implementación en nuestro país de este sistema de organización del trabajo hizo que las relaciones laborales se volviesen más precarias, se firmaron contratos temporarios de renovación condicional. “La empresa puede otorgar las vacaciones en cualquier época del año y aún fragmentarlas. O sea que el trabajador ha dejado de ser esclavo de la máquina para pasar a ser esclavo de la empresa”. (“La experiencia Toyota”. Artículo de Internet.)

    Y en educación, ¿cómo estamos?

    Todo lo antedicho me da pie para hablar de lo que está aconteciendo en el sistema educativo. Vayamos punto por punto.

  • Involucramiento de las personas: se trata que los docentes se “identifiquen” con la institución en la que trabajan, ellos deben ser la imagen de la institución, deben estar compenetrados con el Proyecto Institucional y con el Perfil de la misma.

  • Multifuncionalidad: los maestros deben poder cumplir diversas funciones, aparte de enseñar contenidos tienen que ser mediadores ante situaciones de conflicto entre alumnos o con las familias, ser “asistentes sociales” o por lo menos “contenedores” de las problemáticas familiares que repercuten en la escuela, saber detectar problemas de aprendizaje o conducta, tal cual si fueran psicólogos o psicopedagogos. Loa docentes multiespecializados reemplazarán a profesionales especializados. La superexplotación y el ahorro de dinero que esto significa para el empleador (sea privado o estatal) quedan bien claros.

  • Producción en función de la demanda: las instituciones educativas tiene que planificar teniendo en cuenta las demandas de su “comunidad educativa”, de esta manera el estado (en el caso de la escuela pública estatal, la única escuela pública) delega su función de proveedor en las escuelas financiándolas de acuerdo a las supuestas necesidades que de aquella surjan. La educación se hará “flexible” en base a la demanda de cada lugar, puede haber una educación “rica” en contenidos para los “ricos” y otra “pobre” en contenidos para los “pobres”. En realidad esto ya es un hecho en muchas jurisdicciones del país.

  • Relaciones laborales: con la nueva forma de evaluación del desempeño docente (en la Ciudad de Buenos Aires), se favorece la competencia entre los docentes, incrementando el individualismo (portafolio con proyectos e iniciativas, que hacen recordar los “premios” por el aporte de ideas del Toyotismo).

  • Círculos de calidad: los maestros deben capacitarse en forma permanente, se incentiva la realización de cursos de perfeccionamiento y carreras terciarias. Con esto se ha creado un circuito de negocios en que participan varios sindicatos y el CEPA, con sus innumerables contratos.
  • El grupo de trabajo: con esta política los docentes terminarán controlándose entre ellos (ya esto sucede en algunos casos), sus propios compañeros ejercerán presión para mejorar el rendimiento de cada uno y el general. En un futuro no lejano esto puede significar la eliminación o reducción de cargos de supervisión y directivos, en definitiva más ahorro para la patronal.

    Repercusiones de este sistema en la salud de los docentes

    La multifuncionalidad aumenta la exigencia sobre los docentes y la autoexigencia de los mismos. Esto genera o aumenta problemas de orden psíquico debido a que las nuevas exigencias se experimentan como aumento de presión afectando la autoestima cuando no se pueden satisfacer las demandas. Que los alumnos no aprendan, que no se solucionen los conflictos entre ellos, que la violencia aumente, que los padres o directivos cuestionen al docente, es responsabilidad de una misma persona que tiene un límite de resistencia. Y a las presiones mencionadas se deben agregar las del propio grupo al que pertenece.
    En cuanto al involucramiento de los docentes con la institución se producen síntomas regresivos que pueden expresarse en el plano psíquico o en el fisiológico (“Sociopsicoanálisis” Mendel, Gerard.). Esto sucede porque si cada uno es “la institución” los conflictos no resueltos en la misma, muchos de ellos productos de la crisis social, se “viven” como propios, canalizándose como enfermedades de orden netamente psicológico (angustia, depresión, exacerbación de mecanismos defensivos que pueden llegar a ser patológicos) o de orden fisiológico (gastritis, contracturas musculares, cierto tipo de enfermedades respiratorias, y toda la gama de somatizaciones).

    Con respecto a las enfermedades netamente psicológicas, si bien esta denominación no es la más feliz debido a que los seres humanos somos una unidad que solamente las creencias y ciertas teorías separan, tengo que decir que algunas de ellas son explotadas por el sistema para lograr un mayor rendimiento en el trabajo (“Trabajo y salud mental”. Dejours, Christophe.). Hablo de los mecanismos obsesivos, por ejemplo, y hasta de la propia ansiedad. Estaríamos hablando de la “explotación del stress” relacionada con el sistema de trabajo que impuso el toyotismo.

    Algo para hacer

    Para no caer en una modalidad regresiva institucional, al decir de Lidia Fernández (“Instituciones educativas”. Fernández, Lidia. Editorial), aparte de enfrentar y tratar de resolver los “conflictos internos” a la misma, se debe rechazar la multifuncionalidad de los actores institucionales, solicitando, en el plano político-gremial, el establecimiento de límites a las funciones de la escuela. Se debe reclamar, y esto tiene que ser parte de la lucha gremial, que las instituciones educativas no sean centros de asistencia social ni “comedores con escuela” como sucede en la actualidad con muchas de ellas. También hay que rechazar la figura del docente como permanente mediador o solucionador de conflictos entre alumnos o padres. Para esto se deben crear cargos de mediadores, psicólogos y asistentes sociales que actúen como apoyo a la escuela canalizando las problemáticas que desde la política oficial se pretende que encaren los trabajadores de la educación.
    Lo antedicho implica delimitar claramente el campo de acción de los docentes y de las instituciones educativas, lo cual traerá aparejado, por lo menos, una atenuación de los problemas de salud mental de las maestras y maestros, que, sin duda, repercuten en la formación de los alumnos.
    Se trata de generar un movimiento político-gremial “elevando” al plano de lo político el conflicto psicosocial que se vivencia en los cuerpos de los docentes.


    José Forni. Director de la Escuela Nº 9. D.E. 21

    Mas informacion:
    www.equipodeorientacion.com.ar

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