Entrevista: Psicoanálisis y el hospital

2 DE OCTUBRE DE 2007 | LA URGENCIA Y EL HOSPITAL

Entrevista temática: La urgencia

Julio Moscón, psicoanalista y médico psiquiatra del Servicio de Guardia del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Dr. Torcuato de Alvear, desarrolla su modo de abordaje de las urgencias, el trabajo en el hospital y su relación con la angustia.

Por Lic. Carolina Duek
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-¿Como conceptualizaría la urgencia?

- Es un desborde más allá de lo habitual. Desbordes hay todo el tiempo, pero para ese sujeto y/o el entorno, para que lo registre como urgencia, tiene que ser un desborde fuera de lo común, y además tienen que fallar los mecanismos de volverlo al punto habitual. Cuando un sujeto tiene un desborde, cierta irrupción de lo real, que en el momento no puede volver atrás, está en urgencia. Es decir que es el caso del desborde cuando tiende a un agrandamiento, a eternizarse, en vez de poder encontrar un control que lo vuelva a la homeostasis rápidamente. Jugando un poco con los registros, podríamos decir que sería una aguda irrupción de lo real en el mundo simbólico- imaginario más o menos homeostático, más o menos regulado por el principio del placer. Pero no es cualquier más allá del placer. Tiene que ser inhabitual, y por lo menos debe estar potenciado. Porque si no, estaríamos en esos “más allá del placer” que enseguida la estructura compensa. Por lo demás, la urgencia ocurre en cualquier estructura, no es exclusiva de las psicosis.

-¿Quién determina qué es urgente?

-Hay obviamente la posibilidad de un registro subjetivo y por lo tanto muy singular. Lo que para uno puede ser urgente, para el entorno puede no serlo, o viceversa. De tal manera, que muchas veces las consultas son de terceros. Puede ser la urgencia del familiar, del médico, o del analista, y no la de ese sujeto supuestamente en urgencia. Desde el punto de vista subjetivo yo diría que el parámetro tiene que ver con el hábito. Es decir, el hábito podría considerarse la ley de la vida cotidiana de un sujeto, que tiene que ver con el discurso en el que se inscribe, pero también con su singularidad, la que siempre tironea hacia más allá del discurso común. Lo que determina la urgencia subjetiva podría tener que ver con el registro de un más allá de ese interjuego entre el discurso común y lo singular. Desde un punto de vista por fuera del sujeto, los parámetros pueden ser muy variados. A nivel institucional, en el hospital por ejemplo, se registra que un sujeto ha cometido un desorden público. Son referencias convencionales que determinan que una persona está fuera de foco. La urgencia es una noción que se presta a medidas convencionales y a ciertos patrones institucionales. Analíticamente, uno escucharía la subjetividad, que puede incluir situaciones familiares, pero lo que nos importa es cuando el sujeto es quien la sanciona. A veces uno encuentra un paciente delirante para quien en el lugar del delirio no está la urgencia, mientras que en algún otro lugar de su división subjetiva está sufriendo.

-¿Cuál es la relación con la angustia?

-La angustia es como el prototipo. Lo que pasa sin embargo es que no toda angustia es urgencia. No necesariamente es registrada por el sujeto como tal. Al menos, debe ser inusual y agudamente fuera de control. Por otra parte, hay que distinguir cuando se habla de la angustia de un psicótico, porque no se trata en ese caso de angustia en los términos en los que Lacan la conceptualiza en el seminario X. En dicho seminario la angustia queda situada en el campo de las neurosis. En el psicótico se juega algo más cercano al sentimiento de fin de mundo, de catástrofe subjetiva o de un sufrimiento extraño que uno neuróticamente escucha como “angustia”. No quita que en alguna zona de la estructura del psicótico no pueda haber algo pensable como angustia, así como uno dice que el psicótico puede también soñar. Pero para lo que es propiamente psicótico no se puede hablar de angustia, porque ésta implica cierto marco que en las psicosis es lo que está patinando.

-¿Cómo realizar un diagnóstico diferencial para determinar qué es urgente y qué no lo es?

- En una situación de urgencia hay un sufrimiento subjetivo, algo del orden de la angustia o equivalente, y una peligrosidad del acto. Los motivos de consulta más típicos de la guardia tienen que ver con la peligrosidad del acto. En la medicina legal está estipulado y determina que en ese caso una persona se encuentra en peligro para si y para terceros. Claro que si una persona vive continuamente en peligro para si y para terceros puede ser que no lo experimente como urgencia, y que le resulte su estado homeostático, su costumbre. Pero cuando tenemos una discontinuidad en la vida cotidiana y allí se juega el peligro de un acto, de un pasaje al acto suicida o que haga daño a otros (homicida o agresivo hacia terceros), yo diría que eso está bien tipificado como una urgencia propiamente dicha. Dentro de los criterios de internación en el hospital se incluyen estos aspectos.
Los dos aspectos serían entonces que hay un afecto agudo que emerge, algo del orden de lo real, y una tendencia al acto perjudicial para si o para terceros. Pero hay que tener en cuenta quién dice que eso es lo urgente, ya que se puede caer en una cuestión discursiva, institucional. O podés escuchar que efectivamente esta persona no está practicando la idea suicida como un deporte sino que está trayendo eso penosamente Un elemento que es correlativo es que las entrevistas de urgencia necesariamente implican del interlocutor una contención porque hay algo que ha colapsado. De hecho el sujeto en la urgencia ha perdido o va a perder su lugar y su tiempo, que son otros parámetros que se suelen utilizar en estos casos. Hay una tendencia a que colapse el espacio-tiempo.

-¿Qué rol cumple la institución hospitalaria en estos casos?

-La palabra Hospital tiene que ver con hospedaje. O sea hay una cuestión de lugar. Un sujeto en urgencia se va a calmar en principio cuando el otro le ofrezca un lugar. Puede ocurrir que el hospital no lo garantice, pero bastaría que alguien de ese hospital escuche. Una función posible es entonces alojar. Desde el punto de vista psiquiátrico hacer lugar es responder a ciertas urgencias con un repertorio de procedimientos ya estipulados. El analista, por su parte, se plantea alojar la palabra del sujeto de lo particular a lo más singular, aunque parezca que en una situación de primera entrevista, en situaciones precarias y peligrosas uno está tan lejos de eso. Sin embargo, creo que uno puede estar atento a la escucha de lo particular en dirección a lo singular, además de la contención y la medicación. Y esa es la especificidad analítica. El hospital es un lugar donde son posibles algunas intervenciones a lo largo de las entrevistas de urgencia, por medio de las cuales ir tejiendo e inventando algo distinto a ese cortocircuito que llevó al paciente al hospital.

-¿Cuál es la urgencia para el psicoanálisis?

- Que la clínica siga agujereándonos. Que el analista pueda seguir dejándose llevar por la letra del inconsciente, reinventándose caso por caso. El hospital es un lugar bastante heterogéneo de por sí. Uno trabaja al lado de muchos psiquiatras que no se rigen por el psicoanálisis, y aún así el analista puede sostener su lugar. La clínica en el hospital es muy exigente, muy en el límite, de por sí perfora cualquier saber, o por lo menos el psicoanálisis puede teorizar sobre esa perforación. Los psiquiatras más bien sostienen el saber. En el discurso analítico estamos en un no saber como marco de un saber a advenir, como dice Lacan en la Proposición del 9 de Octubre. Uno en la guardia siente mucho eso. El psicoanálisis tiene que volver a sus fuentes más primordiales, siempre. Yo a la guardia la convierto un poco en esto. Una de las formas de sostener el espacio en el hospital es tomar las urgencias y lo que pasa allí como una manera de sacudir el psicoanálisis, las cuestiones dogmáticas que la teoría inevitablemente tiene. Pero también tiene que tener sus momentos de agujereo. Creo que la urgencia del psicoanálisis tiene que ver con renovarse, tratar de no cerrarse en dogmatismos. Creo que ahí está la salud del psicoanálisis, y no en el combate contra algo. El mejor combate es tratar de fortalecerse y la manera de fortalecerse es continuamente agujereándose, y aún trabajando al lado de otros discursos.


Julio Moscón es Psicoanalista. Médico psiquiatra de planta permanente del Servicio de Guardia del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Dr. Torcuato de Alvear, desde 1983. Actualmente a cargo de la Jefatura de Guardia del día viernes. Desde 1997, junto con otros colegas, dirige el Postgrado de Psicoanálisis en el Hospital T. Alvear. Supervisor en el Hospital Alvear y en otros Hospitales. Supervisor de concurrentes y residentes del Hospital Alvear y de los residentes psicólogos del Hospital Borda, Tornú y Rivadavia. Desde 1998 colabora en la revista "Psicoanálisis y el Hospital", dirigida por Mario Pujó.

Trabajos publicados:

  • «Las urgencias y el psicoanálisis» (Nº 13, pp. 52/54)
  • «Más allá de la curación» (Nº 14, pp. 8/9)
  • «Saber del síntoma» (Nº 15, pp. 58/60)
  • «De márgenes y locura» (Nº17, pp. 238/240)
  • «Presencia del cuerpo en la angustia» (N°18, pp. 192/194)
  • «Una clínica más acá del síntoma en su relación con la Ley» (Nº19, pp. 111/114)
  • «Mitificación neurótica de la muerte» (Nº20, pp. 58/60)
  • «Del furor curandis a la elaboración del síntoma» (Nº21, 109/112)
  • «Acerca del amor y del saber» (Nº22, pp. 48/50)
  • «Sujeto y violencia» (Nº23, pp. 133/136)
  • «Patología del acto» (Nº24, pp. 163/166)
  • «Cuento infantil e iniciación» (Nº25, pp. 187/190)
  • «“El síntoma en la dirección de la cura”» (Nº26, pp.99/102)
  • «Acerca del deseo y el goce en la adicción» (Nº27, pp. 121/124)
  • «El sueño y lo real» (Nº28, pp. 65/68)
  • «Un discurso inhospitalario» (Nº 29, pp. 79/82)
  • «Tiempos violentos» (Nº 30, pp. 8-10)
  • «Lo terapéutico en psicoanálisis» (Nº 31, pp. 145/148)

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