Entrevistas

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La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo, junto con el Grupo CIDEP, centro dedicado a la investigación del desarrollo psiconeurológico, organizó la edición 2016 de la Jornada internacional sobre nuevas tecnologías aplicadas al trastorno del espectro autista (TECTEA). Durante el encuentro, se abordaron ejes temáticos tales como la tecnología como apoyo para la vida diaria de la persona con autismo (TEA), las nuevas herramientas para la intervención individualizada y como recursos en la intervención educativa y la utilización de dispositivos electrónicos para el entrenamiento de habilidades sociales grupales.

El doctor Miguel García Coto, médico psiquiatra infantil, magister en Psicología Cognitiva y profesor de Psicopatología Infantil de la UP, define al autismo como “un trastorno del desarrollo en forma de síndrome (por lo tanto con causas diversas) que se manifiesta con conductas interaccionales poco adecuadas a las exigencias de la vida social e intereses personales dirigidos a actividades que no solo lo alejan de otros niños sino también de la posibilidad de responder en forma eficaz a las demandas comunes de la vida diaria”.
Según García Coto, las intervenciones en chicos con TEA se hacen “tanto directamente en la vida diaria como a través de recursos derivados de las tecnologías de la información (TIC) con los cuales se aprovecha la motivación derivada del modo de pensamiento digital: sistemático, visual, respuesta inmediata, mínima planificación motora, réplicas y ensayos cognitivos de situaciones reales, etc.”
Guadalupe Montero, profesora española especialista en tecnologías aplicadas a trastornos del espectro autista, fue la invitada de honor en TECTEA. Allí explicó que “el autismo es un trastorno del neurodesarrollo que ofrece diversas manifestaciones dentro de lo que denominamos espectro, por ello se habla de Trastorno del Espectro del Autismo. Aunque las manifestaciones pueden ser muy variadas y ofrecer diferentes grados de afectación en cada persona, tienen en común las alteraciones comunicativas y sociales principalmente, junto con patrones repetitivos y restringidos de conducta, intereses y actividades.”
Para Montero, la implementación de las TIC presenta muchas ventajas: es motivadora, fácil de usar, de rápida adquisición y no es necesario que la persona conozca lenguaje de señas. Pero debemos tener en claro su uso y adaptar las funciones a éste. Juegos clásicos como el memotest o el Simon pueden ser reacondicionados y utilizados en estos casos.
La profesora española desarrolló los pasos a seguir para el uso de las TIC en comunicación aumentada. Primero, hay que partir de una evaluación cuidada y estructurada de los nuevos dispositivos, teniendo en cuenta aspectos, auditivos, cognitivos, cognitivos y de configuración. Luego, definir el proceso de implementación, testeo, valoración, ajustes y generalización. Finalmente, evaluar y actualizar periódicamente los contenidos. Es fundamental que las personas del entorno se involucren durante todo el proceso.
Caracterizó a las TIC como imprescindibles para garantizar dos derechos fundamentales en personas con autismo: a la comunicación y a la autodeterminación. Respecto al primer derecho, la especialista explicó que su importancia reside en que permite interactuar con el entorno social y expresar sus necesidades, preferencias e inquietudes. La tecnología puede ayudar a quienes no han desarrollado el lenguaje oral o tienen dificultades para estructurarlo y que han fracaso con el uso de otros sistemas. La función que cumple en estos casos es la de brindar una solución de comunicación aumentada alternativa. Ofrece herramientas para la estructuración de las frases o discursos. ​​​​​

“Un comunicador funciona como reemplazo de la voz. Por ello, los dispositivos deben ser personales y de uso exclusivo y estar disponibles en forma permanente”, advirtió Guadalupe Montero. Estos aparatos son fundamentales para que quienes padecen autismo puedan relacionarse con el entorno. Si fueran compartidos con otra gente u otras actividades, correrían el riesgo de no poder cumplir su función principal.
El segundo de los derechos sobre los que Lupe Montero hizo hincapié es el de la autodeterminación, que se encuentra plasmado en el artículo 3 de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. La misma consiste en la capacidad de hacer elecciones y tomar decisiones. Para que esto sea posible, las personas del entorno deben establecer apoyos, ofrecer oportunidades y saber escuchar.
Y completó: “El uso de tecnología debe contextualizarse para ser efectivo. El acceso a recursos puede ser diferente en distintos países y es necesario conocer la realidad y la actualidad para poder elaborar planes de intervención eficaces.”
Participaron del encuentro profesionales de la salud y la educación relacionados con el tema y familiares de personas con autismo.


Guadalupe Montero es docente de educación especial, experta en intervención en TEA. En los últimos años se ha dedicado a investigar las apps que pueden utilizarse para ayudar a desarrollar distintas habilidades en las personas con TEA, creando para su difusión un blog en donde se puede encontrar las actualizaciones recientes sobre este tema. Actualmente es directora de la prestigiosa escuela de Educación Especial Dr. Quintero Lumbreras en Madrid, España.


Miguel Angel García Coto es médico psiquiatra infantil, magister en Psicología Cognitiva. Dirige la Fundación CIDEP, organización dedicada a la capacitación en diagnóstico, evaluación y tratamiento en trastornos del Desarrollo. Es profesor de Psicopatología Infantil en la Universidad de Palermo. Anteriormente, se desempeñó como Jefe de sector y coordinador de docencia e investigación en el Hospital Nacional Infanto Juvenil y fue investigador asociado del CONICET.