¿Cuál es hoy el imaginario colectivo en relación a lo que sucede en un hospital psiquiátrico? ¿Incide el mito de la locura y la internación en las intervenciones clínicas de la psicosis?
Mito en su etimología marcaba Heidegger tiene que ver con lo que se dice, y alcanza un rango de verdad o entidad en virtud de ser dicho. Roland Barthes agrega que el mito es lo que se habla. Etimologías que ayudan a entender el peso de lo que se dice en relación a las instituciones de la Locura
Llevados a producir una lectura lo mas exhaustiva posible de los acontecimientos pensamos que como nos planteara Freud en El malestar en la cultura el desarrollo cultural presenta tan amplia semejanza con el desarrollo del individuo y trabaja con los mismo medios, tal que muchas culturas y parte de la humanidad, han devenido neuróticas bajo el influjo de aspiraciones culturales
Es imposible hacer una revisión y una lectura actual del hospital psiquiátrico sin ahondar en las raíces estructurales, de su historia y de sus primeras marcas para poder pensar el mito, pues este es siempre sobre los orígenes y evaluar si algo ha cambiado o acecha como un fantasma frente a la primera fisura institucional. Pensando que es la misma sociedad quien definirá su identidad, su articulación al mundo de sus relaciones con los objetos que contiene, sus necesidades y configuración de su clínica, partiremos de las respuestas a las preguntas realizadas a aquellos para quienes el psiquiátrico es una realidad desconocida y para los que de una u otra manera tienen contacto con él.
Ya que el mito ha sido tradicionalmente una forma de tratar de entender la realidad con las vueltas que la historia le imprime, hemos de interrogarlo y ponerlo a hablar. Partiendo de una serie de preguntas contestadas en forma anónima por pacientes, familiares, concurrentes, personal administrativo, de mantenimiento, profesionales, visitantes, alumnos, residentes, y a todo aquel que se acercó por motivos diversos al servicio de Docencia e Investigación y Emergencias I, del Hospital Psiquiátrico José T. Borda y a los Servicio de Psicopatología del Hospital de Hurlingham, y el Servicio de Guardia del Hospital Torcuato de Alvear durante los años, 1998 y comienzos de 1999.
Partimos de una muestra heterogénea compuesta por 150 casos tomados en diferentes hospitales (generales, psiquiátricos con y sin internación a largo plazo) que abarca personal ( desde auxiliar a jerárquico) estudiantes, profesionales y pacientes ( internados y externados) y sus familiares , en un equivalente de 53% universitarios, y 44% con estudios primarios y secundarios, solteros en el 51% de los casos y casados en el 36%, 13% entre separados y viudos, con una media de 30 años, en un 74% femenino, y 90% argentinos.
¿Como entendían la realidad institucional que les tocaba vivir desde distintos ángulos? Las respuestas tienen algo que los subjetiviza De esto da cuenta el decir de la comunidad quien conociendo o no el neuropsiquiátrico tiene en un 60% una imagen negativa del hospital psiquiátrico, y un 20% considera que es solo para pacientes graves que no se recuperan. Es notable la coincidencia de expresiones en esta imagen negativa que proviene tanto de Hospitales generales como psiquiátricos.
Lo que denominamos como imagen negativa abarca expresiones tales como "loquero", asusta, amenaza, para siempre, el que va ahí Queda fuera de la sociedad, es un paria, depósito, abandono de personas, para locos, algo feo, encierro, no salís mas- para problemas crónicos, depósito, lugar extraño y misterioso, - despierta miedo- - lo imposible de solucionar- trataba mal a los pacientes- descuido- deterioro- uno tocó fondo si va ahí- peor que ir a la cárcel, tétrico, la tele lo muestra como terrible ,Peor que otros hospitales, te vuelven loco, estigma, Triste, experimentan con personas, no se sale mas, es para pacientes graves que no se van de alta, no se recuperan.
Históricamente la exclusión siempre fue la respuesta social más dolorosamente contundente con respecto a la locura. Así nos confrontamos clínicamente con el eterno retorno del mito. “Me he extendido tanto sobre el valor de la historia en el examen de una institución, porque tal como ocurre con un neurótico, de cuya historia el psicoanalista puede extraer el sentido de sus síntomas, en una institución el mismo método ayuda a desentrañar en parte el sentido de sus tendencias actuales.(Ulloa Fernando Psicoanálisis y Salud Mental Bs. As.)
En sus orígenes el hospital no era mas que un lugar de retiro para enfermos indigentes Existe una ley natural social que margina al distinto, al débil, despertando el rechazo de los hombres a través de los tiempos y las culturas. El exilio, el confinamiento en leprosarios, barcos a la deriva, asilos era el destino final de quien por uno u otro motivo no había podido ser incorporado por la sociedad. Locos, marginales y delincuentes eran encerrados indiscriminadamente. Locura que se torna sinónimo de castigo, de condena. Si bien en su devenir las cosas se van modificando continuamente y también el modo de convivir con ellas, esa evolución resulta imperceptible y suele ser a veces sutil en apariencia y trascendente en su fondo.
De la raíz latina hospit, hospites (extraño, forastero) deriva la palabra hospitium con la que algunos monjes designaban lugar en el que alojaban a los enfermos vagabundos que venían a pedirles albergue. De esa misma raíz proviene el término huésped, hospital, hostal, hospicio. Pareciera que el hospital recupera su raíz cuando alguien ha transitado por él. Así lo expresan quienes habiendo tenido una imagen negativa a priori debieron acudir a él: " es un lugar tranquilo- cambié de opinión, tiene de todo: talleres, buena imagen después de conocerlo, los pacientes también se recuperan, hospital idóneo, conocido y popular, tenía prejuicios, creía que era solo para locos y pacientes graves, buenos equipos, está mal promocionado, se ignora lo que se hace allí, , no es solo un depósito, los pacientes no están atados ni tirados, dan medicación, techo y contención, desconocimiento de lo que es la locura, eficiencia profesional, que allí pueden encontrar ayuda si de afuera no los abandonan, hay que conocerlo para no asustarse, es para enfermos agudos, hay tratamientos ambulatorios".
A diferencia de otros hospitales, todo el hospital psiquiátrico como institución se transforma en un agente psicoterapéutico de gran eficiencia en profundidad y amplitud por lo tanto está expuesto a padecer de aquello que debe enfrentar: la locura con su progresivo deterioro y cronicidad y estos problemas se hacen más agudos en las instituciones que atienden enfermos mentales. Si bien hoy, el objetivo principal es la estabilización de los enfermos mentales y propiciar su enlace con la sociedad, debe diferenciarse muy bien de aquello que le propone la estructura asilar para lo que fue creado. Pues "El asilo tiene en su organización la misma alienación que sus pacientes" ( Bleger José. Psicohigiene y Psicología Institucional. Pag. 92. Ed. Hombre contemporáneo Bs. As. 1976). Cosificación, pérdida de identidad, contactos sociales empobrecidos, monotonía con fuerte deprivación sensorial, empobrecimiento y vaciamiento de su condición humana. (Signos también de la estructura psicótica con la que trabaja)
Entonces, si el objetivo y las intervenciones hoy son diferentes a lo que fueron en sus orígenes, ¿porqué sigue siendo traumático (tal como los discursos de las encuestas enuncian) el paso por la internación psiquiátrica?
En 1895 Freud dice que son necesarios dos sucesos para la constitución del trauma. Una primera escena que deja una huella en el psiquismo y una segunda escena de naturaleza anodina ocurrida después que por alguna asociación evoca la primera y convierte a la primera en trauma produciendo efectos patógenos. En el inconsciente se juntan ambas huellas mnémicas y la primera aporta significado a la segunda. Entonces nos preguntamos
¿Es traumática en sí misma la internación psiquiátrica o lo convierte en traumático el retorno a la sociedad y el estigma que de ella le viene como segunda escena que convierte en traumática a la primera?
El cambio de significación de quienes conocen el hospital, o han estado internados allí da cuenta de la buena asistencia y eficiencia en la atención recibida resaltando las cualidades del hospital, también es un lugar de derivación confiable para otras instituciones. No obstante la mayoría tenía una connotación e imagen negativa del mismo. Paradoja que se sostiene al momento de ser dado de alta y de enfrentar el sujeto la comunidad. Las sociedades modernas de masas tienden a despersonalizar las relaciones humanas "El infierno son los demás" decía Jean Paul Sartre. ¿Pero qué queda? ¿El aislamiento o la soledad como consuelo? El infierno son los demás en tanto pueden hacernos la vida infernal al revelarnos nuestras fisuras narcisisticas, nuestros sueños omnipotentes...
Si el deseo es a pesar de este malestar que surge cuando en sus diversas modalidades el tratamiento acompaña el dolor de existir de un paciente, los terapeutas pueden interrogar su responsabilidad no solo en la dirección de la cura sino en los callejones sin salida a veces de nuestra civilización ya que el único bien del sujeto, tal como puede leerse en el Seminario de La Ética, es el que le sirve para pagar el precio del acceso al deseo. Deseo de estar allí acompañando a un sujeto en su padecer. Mito y realidad se entrelazan permanentemente haciéndose indiferenciados.
Los terapeutas advertidos que las cosas no se sitúan ahí donde debemos esperarlas acompañaremos a los pacientes también a enfrentar el mito, el sistema de creencias que acompaña su padecer y porque no el nuestro frente a tanto "desencuentro".
El desconocimiento que la población tiene de lo que sucede dentro de un hospital psiquiátrico, su enigma arrastra el estigma del encierro, la locura y la segregación puesto de manifiesto al momento de la externación e incrementado hoy por lo que el mundo post moderno le exige a todo sujeto. De manera que consideramos que efectivamente arrastran aquellas marcas del mito fundante para lo que fue creado el psiquiátrico por la falta de difusión o una difusión distorsionada y tendenciosa que a veces los mismos profesionales y personal de la institución sostenemos casi de manera ambivalente y silenciosa.
Resumiendo: ¿Deberíamos incluir el trabajo clínico de los mitos con el paciente y su comunidad como parte de la intervención institucional comprendiendo que el paciente no podrá eludir el espinoso camino de enfrentarse a lo que significa la marginalidad de la locura y de haber pasado por un hospital psiquiátrico?
El hospital psiquiátrico es un recurso genuino que la comunidad posee en cuestiones de Salud Mental en un momento en que todo aparece degradado. La institución ofrece a estos pacientes los lugares necesarios para desplegar lo dramático de su existencia encontrando en ese contexto a los profesionales dispuestos a acompañarlos con el cuerpo y la palabra en el lugar donde conviven con sus pesadillas, sus vacíos y sus horrores.
Una internación de por vida reclama una ética y no se contribuye a mejorar la calidad de vida de quien lo necesita sosteniendo estigma y discriminación. Humillación para los que padecen la cronicidad y encuentran en el hospital el único lugar donde mitigar sus padecimientos. Si bien las variables económicas, los medios de comunicación, las fuerzas socio culturales (mitos y leyendas sobre su historia y orígenes) le han sido adversas, continúa manteniendo un prestigio que se ve reflejado al momento en que se debe recurrir a él por otras instituciones.
¿Deberemos resignificar los mitos del hospital psiquiátrico en nuestras intervenciones clínicas en la psicosis? El mito como sistema de creencias bien sistematizadas y compartidas por los miembros de una comunidad respecto de los roles mutuos, naturaleza de la relación que garantiza posiciones determinadas en su seno para conservar el equilibrio, e intenta resolver las contradicciones sobre el origen. Deberíamos resignificarlo en dos vertientes:
En la vertiente de los mitos sobre los orígenes y una manera de resolver sus contradicciones intervendremos sobre la creencia en el hospital psiquiátrico como asilo, depósito, hospicio, manicomio por el del hospital lo cual implica intervenciones diferentes: un ida y vuelta entre la sociedad y la institución, condición de puertas abiertas, tratamientos ambulatorios, asistencia por consultorios externos con todas las especialidades, la participación acentuada de las terapias familiares desde el comienzo de la internación evitando el abandono y el olvido, hospitales de día, de noche, etc). Si tomamos la variable del mito como creencias que otorgan posiciones y roles fijos entre sus miembros: intervendremos sobre la creencia de su personal trabajando por amor y vocación ante la adversidad del medio y de los factores socio económicos (que les asegura un lugar "heroico" pero insuficiente y carente de la necesidad de capacitación) sobre los profesionales que creen que hay un Otro institucional que brindará satisfacciones de las necesidades por lo menos en lo que hace a infraestructura y situación ambiental del paciente, sobre la creencia de la falta de recursos (diferenciando el recurso económico del recurso humano que sí está presente de manera eficaz y reconocida por la comunidad en un alto y variado nivel de formación, capacitación y producción científica que aparece devaluado imaginariamente y no así en los hechos. Los recursos humanos constituyen un costado fuerte en toda institución que encauzado en su deseo y responsabilidad ha realizado transformaciones en lo material y humano Intervenir con la palabra como instrumento, y el acto como consecuencia. Significa despojarnos de la ingenuidad de abandonarnos a la utopía de un hospital modelo, ideal para modelar con nuestra presencia las posibilidades de avance y cambio de posición del hospital actual en la comunidad. Contra lo adverso e incontrolable del peso de la historia reforzar los aspectos de la identidad profesional e institucional.
Freud en Análisis Terminable e interminable afirma que las neurosis de mejor pronóstico son precisamente aquellas cuyo factor etiológico es el trauma: la retroactividad que sirvió a la constitución de la situación traumática también puede servir, interpretación mediante, para deshacer lo que ha constituido, para reintegrar los elementos de las situaciones traumáticas en una nueva dinámica temporal
Levy Strauss en las distintas versiones sobre el mito original sostiene que el mito es algo cambiante y dinámico, evoluciona a la par de la cultura que lo sostiene. Esta coincidencia entre ambos autores y los discursos recogidos, nos abre alguna esperanza para incluir el mito como variable de intervención clínica en la dirección de una cura.
Nuestra posición subjetiva deberá hacer mucho para que esto suceda y Mito y Realidad se entrelacen como variables de cambio sostenidas por el deseo profesional que hace lo suyo. Trabajar la dimensión del mito de la locura y de la internación extendiendo la palabra más allá de los muros pues esas marcas fundantes que se harán sentir del lado del otro social desinformado, el semejante temeroso de lo que no conoce: el fenómeno de la locura. Entendiendo que el mito es una construcción, algo innovador, revolucionario que se opone a lo establecido y funda algo diferente y nuevo-
Por último quiero cerrar con una cita de Michele Foucault: "...hemos sostenido con la enfermedad mental una relación profunda, ética, quizá difícil de formular para nosotros mismos, pero impenetrable para cualquier otro, y en el cual hemos sentido el mayor de los peligros, y acaso nuestra verdad mas próxima. No se dirá que hemos estado a distancia de la locura, sino en la distancia de la locura (...). Y aquello que para nosotros hoy designa al Exterior un día acaso llegue a designarnos a nosotros". (Foucault Michel " Historia de la Locura en la Epoca Clásica.Bs. As. Fdo Cultura 1992.)
Mónica Fudín. Dra. En Psicología Clínica. Directora del Programa de Urgencias y Violencia Familiar del Servicio de Urgencias del Hospital Borda.
Mas informacion:
www.efba.org
E.F.B.A.