Entrevistas

6 DE JUNIO DE 2018 | PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN

“Lo que se pierde es el sufrimiento de los niños y adolescentes”

Laura Kiel, especialista en temas de integración, nos habla de la dificultad actual de las escuelas y el rol de la salud en ese ámbito. Los derechos de los niños, la inclusión escolar y la convivencia.

Por Lic. Carolina Duek
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​-¿Cuál es tu postura respecto a la inclusión?


-Necesitamos permanentemente revisar bajo qué lógicas se están planteando las inclusiones, las políticas de inclusión sobre todo. Viene de la mano de políticas que descuidan la singularidad. En este empuje por la inclusión plena, que arrancó en gestiones anteriores, que contempla las posibilidades y singularidad. Yo estoy a favor de la inclusión pero a mi me gustaría abrir una discusión que no se abre. qué lógica y con qué resguardos planteamos la inclusión. El punto que se pierde es ese niño que estás incluyendo. Que muchas veces le resulta hostil, insoportable, intolerable estar semejante cantidad de horas con otros. En ese sentido se invisibiliza el sufrimiento de los niños, no se hace visible para nada. Porque el sufrimiento sólo tiene lugar con palabras, si no los escuchas, si no acceden a la palabra, si siempre son otros que hablan por ellos, lo que se pierde es el sufrimiento de los niños y adolescentes.
Eso es muy preocupante porque se produjo una operación complicada que es transformar los derechos en una obligación. Los derechos son para todos, pero no es una obligación para ese niño. Cuando se dice que el niño tiene que estar en la escuela pero… si la está pasando mal y dicen que tiene que estar igual porque es su derecho. El derecho de quien?
Estas políticas de todos en la misma escuela, yo no digo que no. Hay que revisar el cómo, las condiciones. El punto más complicado para todos es pensar la convivencia, pensar condiciones para la convivencia porque de hecho la sociedad va en una línea donde no te hace falta convivir con el otro. Convivir supone negociar, acordar, ceder. Cada vez estamos menos acostumbrados a la convivencia. No solo en lugares públicos como un shopping, un aeropuerto. A veces en la misma casa donde cada uno tiene su tablet, su televisión. Habría que pensar si eso es convivencia. Después obligamos a los niños desde muy temprano a convivir con otros ocho horas al día, todos juntos. Hay un empuje feroz que no va de la mano de pensar condiciones y en ese contexto están las políticas de inclusión.

​-¿Qué se te ocurre como posible camino?
-Todo lo que te pueda decir va a ir en contra de la orientación que se está tomando. Me parece que me interesa más ubicar hacia donde vamos por la orientación actual que se está tomando. Porque hoy en día hay normativas que van llegando a las escuelas que se transforman en una autoridad sin encarnadura, no hay quien venga a darles algo de sentido a esas normativas. En particular hablo de la resolución 311. Hay un montón de recursos que antes tenían las escuelas, bien o mal usados, que hacían a contemplar las particularidades. Si el niño necesitaba una permanencia en sala de 5 para darle más tiempo, por ejemplo, hay un montón de recursos que tenían las escuelas que ahora todos van a la escuela común según la edad cronológica...Hay un empuje al “todos” que va de la mano de normativas que llegan sin mediación, sin trabajo en las escuelas, de la mano de una época con poca implicación subjetiva. O sea, las autoridades no se reconocen como tal en el sentido de poder tomar decisiones. Entonces hay directores que no se animan a poner una firma, abrir un legajo. Es una coyuntura compleja. Por supuesto que yo voy en la línea contraria, hacia un trabajo de asimilación de las normativas, que cada escuela tenga cierta autonomía. No puede haber una normativa universal para todas las escuelas.

​-¿Cómo ves la combinación de psicoanálisis y educación?
-Hace muchos años cuando arranqué le ponía dos barras entre psicoanálisis y educación que implicaban una separación. Es decir, son dos campos disciplinares con sus lógicas, sus producciones. No creo que pueda contemplarse un Y, es decir, psicoanálisis y educación, como uno ve en otros ámbitos. Si creo que en tanto dos campos disciplinares, los profesionales de cada uno de esos campos puede ir al otro en búsqueda de completar el propio pero no ir a buscar la solución del propio campo. Dicho de otra manera, el ingreso masivo de psicoanalistas y del campo psi a la educación fue complejo y produjo un debilitamiento de la educación porque se suponía que otro profesional de otro campo va a venir a darle soluciones al otro campo y eso produjo un debilitamiento de entender los problemas propios de la educación. No puede venir otro. Por otro lado los psicoanalistas también buscaron soluciones a la educación y así nos fue. Sí creo que el psicoanálisis tiene herramientas muy potentes para pensar el campo de lo social, para pensar los sujetos, es fantástico cuando son los profesionales de la educación van al psicoanálisis a buscar algunas herramientas para sus propias cuestiones.

El efecto que más me preocupa de la intromisión del psicoanálisis en la educación es la escuela derivadora. Cada niño es evaluado según parámetros de salud y es derivado suponiendo que salud lo va a reeducar, normatizar para que pueda estar en la escuela. Y ahí la escuela dejó de revisar sus propias prácticas de alojamiento institucional. cómo lograr transformar un niño en un alumno, eso es propio de la escuela. Psicología no va a lograrlo. Cuáles son las demandas de educación a salud? Son demandas imposibles de cumpler, y nosotros las aceptamos. La escuela también supuso que en salud iba a encontrar la solución a sus dificultades. Por eso no se puede poner una Y, entre psicoanálisis y educación.

​-¿Sobre qué va a exponer en el Congreso Internacional Educación e Inclusión desde el Sur?
-Primero trataré de mostrarle a los docentes el aparato de producción de autismo donde se formó la escuela. En esta escuela derivadora de la que hablábamos antes. Por ejemplo, el otro día me consulta una mamá preocupada porque su hija de 9 meses llegó con un informe que decía que la niña no estaba respondiendo a lo esperable para la edad. ¿Qué es lo esperable para una nena de esta edad para ponerlo en un informe evaluativo al poco de comenzar las clases?
Otro ejemplo es que hace poco una docente le pide al equipo técnico de orientación que se acerque a su sala para mirar a sus alumnos, porque a ella se le puede escapar algún niño con algún problema. Si se le escapan, es porque no están visibles...para qué pesquisar a los niños. La educación está entregando y la salud está recibiendo con una ferocidad atroz niños con una necesidad de transformarlos en niños con certificados de discapacidad.
Frente a eso creo que hay tiempos, otros tiempos, ya que estamos hablando de niños. La escuela tiene muchísimos recursos simbólicos, afectivos, reforzar el vínculo con el docente, alojar a los padres, la escuela tiene mucho en lugar de derivar a salud. El mayor riesgo es que el docente no percibe los efectos terribles de derivar prematuramente a salud.
La segunda cuestión que quiero trabajar es un llamado a la solidaridad. Porque la mayoría de los niños con trastorno de espectro autista, en el amplio espectro, tienen modos de aprender propios que no van en la línea de las últimas corrientes pedagógicas actuales. Es un llamado a la solidaridad de los didactas para juntarnos y pensar cómo enseñarle a estos niños. Porque la inclusión, mirando la documentación y las normativas, apuntan a lo social, pero muy poco en lo pedagógico. Muchas de las integraciones cada vez más ocurren como en una dimensión paralela. No hay aprendizaje si no es el colectivo, con otros.
Es un absurdo que la inclusión escolar quede en manos del neurólogo o el psiquiatra, sino que tiene que quedar en manos de los docentes porque son niños que aprenden y nosotros tenemos que aprender a enseñarles, a tenerlos en las aulas. Si los perturbáramos menos con tantas intervenciones, si los dejáramos más a un costado lo social y les enseñaramos más seguramente habría más inclusión y habría un campo para todos. Donde cada uno pueda estar en la escuela, cada uno a su modo.

​Laura Kiel​ es psicoanalista. Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial del Psicoanálisis. Profesora Adjunta a cargo de Diplomatura en Inclusión Escolar con Orientación en Trastornos Emocionales Severos –TES- en la Universidad Nacional Tres de Febrero. Directora del Proyecto de Investigación Interno con financiamiento: “Inclusión escolar desde la perspectiva de la Teoría de los Discursos”. Miembro del Consejo Consultivo y Docente de Especialización: “Psicoanálisis y Prácticas Socio-educativas” FLACSO Argentina. Supervisora y Asesora del Servicio de Apoyo a la Integración Escolar.

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