Contratapa:
La responsabilidad moral depende de un compromiso personal, más allá del pacto social de convivencia y pone a prueba el valor de cada uno de sus integrantes en la relación con los otros. Pero no garantiza el acatamiento al orden legal que se impone a todos por igual (igualdad ante la ley). Nadie es mejor o peor por respetar la ley, sino que se hace responsable ante los otros, instituidos como autoridad, de hecho o no, con las consiguientes penalidades. La ley moral condena personalmente, la ley jurídica lo hace públicamente. No pone como condición el ser bueno o malo, sino el acatamiento forzoso, más allá del bien y del mal. La primera nos enfrenta al juicio de la conciencia moral, la segunda, a la autoridad del estado político. La moralidad no basta para justificar el poder político, porque éste requiere una autoridad suprapersonal, así como a la inversa no basta ser un buen ciudadano para ser un hombre moral.
La política que usa a la moral como argumento termina por perseguir y justificar la persecución del ciudadano por razones ajenas a la ley y a la legítima autoridad del Estado, como ha ocurrido tanto en el Estado nazi como en el Estado soviético comunista.
Hoy se hace indispensable recuperar el poder político respecto a las tergiversaciones que lo transforman en un argumento en el cual basar las prerrogativas del poder de dominación ejercido por un grupo sobre otro u otros. Y esto presupone la vigencia de la ley y una autoridad de Estado que se base en ella. No basta la sola ley moral ni es válido utilizarla como base exclusiva de la justicia, pues se la puede tergiversar y usar la moral contra la moral misma. La transposición del código mediante una aplicación fuera del dominio que le corresponde, es la base de la tergiversación de todos los valores.
Indice:
Prólogo
Introducción
Capítulo I: El tiempo del poder imaginario
Capítulo II: El delirio de la presunción
Capítulo III: El amo imaginario del Poder
Capítulo IV: El poder y los partidos políticos
Capítulo V: El poder monopólico del Estado
Conclusiones
Epilogo. Ser, poder y tiempo
Postfacio. La decepción de una ilusión
El poder Otro de la droga y la búsqueda del sujeto perdido. La sociedad sin sujeto
El ideal alucinatorio de la indigencia
Bibliografía
Films citados
Guillermo Maci ha elaborado sus ideas a partir de reflexiones en el campo de la filosofía y la epistemología. Se dedicó al estudio del griego, la Filosofía Moderna y la Ética. Fue profesor titular en la Universidad de Buenos Aires, Mar del Plata y decano de la Facultad de Filosofía del Litoral; profesor titular de Epistemología Psicoanalítica en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y también en diversas instituciones psicoanalíticas. Su campo de investigación ha sido la problemática psicoanalítica ligada a la filosofía, epistemología, lógica, lingüística y antropología. En 1975 fue nombrado Miembro Académico del Departamento de Filosofía de la Academia Nacional de Ciencias. Fue candidato a Diputado Nacional por Unión por Todos y miembro fundador de IDEAR (Centro de Estudios Políticos de Convergencia Suprapartidaria). En 2009 fue designado Profesor Honorario de la Universidad del Salvador, en reconocimiento por sus aportes y trayectoria. Sus libros son: La Otra Escena de lo Real (1979), Repetición Significante (1983), El Objeto y el Otro (1987), El Ojo y la Escena (1999), Yo Mismo y yo (Letra Viva, 2000), Breviario de Drogodependencia (con J.A. Yaría, 2009).