Por Noé Jitrik y Héctor López
Noé Jitrik: Para una clínica de la cultura (un doble registro)
En todos los buenos ensayos, y los de Mario Pujó lo son, se pueden percibir dos registros, a la manera de la música; uno el de los temas en los que se centran discursivamente, el otro, por detrás, en una suerte de bajo continuo. Los temas están declarados, lo que llamo “bajo continuo” puede ser discernido o entendido como una preocupación de fondo.
Es claro que el punto de partida de su elaboración es irrenunciable: se trata de una mirada psicoanalítica que intenta repensar esos temas pero, rasgo inicial, esa mirada no es endógena o inmanente, no se traduce en un discurso que se habla a sí mismo o, a lo sumo, a los contendores o colegas. Se traduce, por el contrario, en una prosa fluida y articulada que se deja leer y se permite un discurrir que los trabajos puramente académicos se vedan.
Y si la mirada, o el objeto de la reflexión, es psicoanalítica el bajo continuo al que me refiero es una pregunta, ¿cómo hacer?, que mostraría una inquietud del sistema e, incluso, sus alcances en la perspectiva de lo que le da sentido, o sea, aliviar el padecimiento. No ¿qué hacer?, que, además de la reminiscencia política, indicaría algo sustancial sino “cómo”, es decir que, indiscutido su sentido y sus objetivos, insinuaría que existe una crisis de lo operacional.
Creo que encarar el libro de Pujó de esta manera permite ver algunos otros matices. Por ejemplo, el que sus temas sean en realidad irreductibles de la cultura humana, o sea asuntos que no tienen solución pero que, por eso mismo, pueden y son rodeados incesantemente –la infancia, la memoria, la muerte, la época, los sueños-, propone que, pese a su irreductibilidad, puede producirse un saber sin el cual ese “cómo” sería una puerta de acero, infranqueable y muda. A su turno, ese saber proviene de iluminaciones no ortodoxamente psicoanalíticas sino de aportes transdisciplinarios que lo enriquecen: la antropología, la culturología, la filosofía. Dicho de otro modo, si el problema es la operatividad del psicoanálisis ese problema sólo podría tener un principio de solución si considera otros vectores, si hace concurrir otros saberes que pueden nutrir un discurso tal vez demasiado apegado a sus muy establecidas retóricas.
Se advierte, además, que los razonamientos de Pujó fluyen por dos canales; uno, evidente, las preguntas sobre la subjetivación, el otro, su sensibilidad a lo histórico y, por lo tanto, en sordina, a lo político. Eso sería, acaso, un tributo a una experiencia de lo real (Pujó diría “del real”), pero también un modo de ver, calificar al cual de “posmoderno” sería una grosería; me refiero a la idea de “construcción de figuras” en los respectivos campos a los que he designado como “temas”.
Entiendo que esa manera de ver permite salir de la metafísica y del conductismo y, lo que es más interesante, supone un desplazamiento epistemológico rico en consecuencias. De este modo, el niño ya no es una entidad conocida y objetalizada sino un producto, la época no es un conjunto de rasgos sino una construcción que al ser formulada muestra mejor su dinamismo, que es su rasgo principal. Nada se puede decir sobre la muerte, en efecto, pero sí sobre cómo se la entiende; los sueños están ahí y son inexplicables pero eso es menos interesante que sus articulaciones y sus configuraciones; qué seríamos sin memoria pero no por esa indispensabilidad sabemos bien qué es, tal vez no lleguemos a saberlo nunca, pero eso mismo permite ver de qué manera se la entiende y se trabaja con ella.
Diría, en conclusión, que tanto su lenguaje, abierto y transparente, los modos principales de pensar, el interés por esos núcleos de significación, producen un objeto intelectual contemporáneo, moderno, actual, sin dogmatismo ni demagogia sentimental.
Héctor López: Para una clínica de la cultura (su campo y su método)
Este pequeño-gran libro propone una lectura, pero además una experiencia: la de verificar que no existe realidad humana que caiga por fuera del discurso psicoanalítico, pues ninguna se ve libre de los efectos inconscientes.
Esta verdad abre el campo del análisis a nueva dimensión. Para designarla, Mario Pujó acuña el nombre afortunado de “clínica de la cultura”, a la que especifica así: al modo de la comunicación de una construcción, la clínica de la cultura intenta rozar el real que está en juego en cada una de las nociones tratadas, aspirando, en retorno, a intervenir sobre el plano propiamente psicoanalítico.
En el tratamiento de las cinco nociones escogidas, la infancia, la memoria, la muerte, la época y el sueño, se deja adivinar el empleo del método que Lacan llamó del “repensar”, y que consiste en tomar los fenómenos en su dispersión diacrónica, para desocultar el orden sincrónico que los causa. La de-construcción atraviesa entonces los acontecimientos temporales para asomarse al borde de lo real, revelando a nuestro pensamiento sorprendido, la estructura descarnada del malestar intemporal de la cultura.
Es el trabajo clínico que vemos desplegarse ante nuestros ojos, cuando diferencia la inocencia del niño de su supuesta ingenuidad, clivaje ignorado por nuestro “sentimiento de la infancia”, o cuando refiere a la renegación, y no a la represión, el modo de “desconocer” en este mundo de la inmediatez, o cuando nos hace caer en la cuenta que la biotecnología nos desposee de la experiencia humana de “consentir a la muerte”, o también cuando pasa de la noción corriente de “patologías de época” a la más esencial de “patología de época” como rasgo de nuestro tiempo, y finalmente cuando encuentra en los sueños de muerte, “un medio para procesar su siempre improcesable irrupción”.
Así esta pequeña obra muestra su verdadero alcance: las cinco nociones consideradas con aguda penetración, se instituyen en significantes fundadores de todo un conjunto de nociones posibles, a través de las cuales se irá construyendo este nuevo espacio de la clínica.
Sería verdaderamente prometedor que ahora, cuando gracias al libro de Mario Pujó ya tenemos delimitado el campo y especificado el método, él mismo, o alguno de nosotros, se ponga al trabajo para sumar nociones a la serie y dar cuerpo a una indispensable “clínica de la cultura”.
Vea la reseña del libro aquí
Vea los comentarios del autor aquí
Profesor Noé Jitrik. Es autor de numerosos cuentos y novelas, ensayos sobre literatura e historia, crítica literaria, teoría y narraciones. Fue profesor e investigador en universidades de Buenos Aires, México y Francia, y es actualmente investigador y director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Entre otros galardones, recibió el de Chevallier des Arts et Des Lettres otorgado por el gobierno de Francia, y el Premio Xavier Villarrutia, México, 1981. Ha publicado más de cuarenta libros de crítica literaria, crítica histórica y ficción. Dirige actualmente una obra monumental: la Historia Crítica de la Literatura Argentina, que aparece en doce tomos y es publicada por Editorial Sudamericana.
Doctor Héctor López. Psicoanalista. Lic. en Psicología (UBA) y Doctor en Psicología (UB). En la Universidad de Mar del Plata es Director de la Maestría en Psicoanálisis. Profesor titular de “Desarrollos del Psicoanálisis” y del Seminario “Clínica Psicoanalítica”. Es miembro de los grupos de investigación “Teorías y prácticas psicoanalíticas” (UNMDP) y “El lugar del analista en el tratamiento de las adicciones” (UNLP). Miembro Fundador de “Lazos, Institución Psicoanalítica”. Ha colaborado en diferentes publicaciones especializadas. Entre otros libros, es autor de “Psicoanálisis, un discurso en movimiento” (Ed. Biblos, 1994); “Sida, Goce y Muerte. Un ensayo introductorio al «sido-masoquismo»” (Fundación Alberto Espariz, 1994); “Las adicciones, sus fundamentos clínicos” (Lazos, 2003); “Lo fundamental de Heidegger en Lacan” (Ed. Letra Viva, 2004).
Mas informacion:
Psicoanálisis y el Hospital