Goleman, quien se encuentra en España para pronunciar una serie de conferencias, desgrana en una entrevista con EFE las claves de la inteligencia social, de la que habla en su nuevo libro, editado por Kairós en España y en el que compendia los últimos descubrimientos en ciencias del cerebro y biología.
Defensor a ultranza del aprendizaje social emocional para los niños en las escuelas, considera que los niños que se instruyen durante su etapa educativa sobre todos los aspectos de las facultades emocionales y sociales tienen menos problemas escolares, se comportan mejor, son menos agresivos en la adolescencia y, en general, 'se desenvuelven mejor en la vida'.
Según los nuevos estudios que se publicarán el próximo año sobre inteligencia emocional e inteligencia social, los resultados de estos escolares son un 15 por ciento superiores a la media.
'Cualquier país que aplicara este método a nivel nacional mejoraría económicamente porque tendría trabajadores con las facultades técnicas y también con las facultades sociales que son determinantes para el éxito', afirma.
Por eso, este ex periodista de la sección científica de 'The New York Times' está convencido de que en el futuro será posible crear trabajadores emocionalmente inteligentes, con más empatía y más capaces de trabajar en grupo.
Goleman, que ha vendido cinco millones de libros del 'best-seller' 'Inteligencia emocional', editado en una treintena de idiomas, desvela en su última obra las claves del 'cerebro social', entendido como una serie de circuitos que orquestan las relaciones interpersonales.
La conciencia social y la aptitud social, traducidas como empatía y destreza, son los ingredientes primordiales con los que se construye la inteligencia social, pilar básico del éxito social, del carisma y de la capacidad de liderazgo.
Estas facultades comienzan a aprenderse 'desde la primera vez que un bebé mira a su mamá' y, después, cualquier interacción con las demás personas va edificando la inteligencia social.
Daniel Goleman distingue algunas diferencias entre hombres y mujeres en este campo, ya que mientras ellas están más dotadas para la empatía, para sentir lo que está sintiendo la otra persona en ese momento, ellos están más preparados para encarar situaciones estresantes.
Además, sostiene que la capacidad humana de conectar con el cerebro de los demás puede llegar a afectar a todas las células del cuerpo, incluso a los genes, de tal manera que las relaciones interpersonales extremas pueden hacer enfermar a alguien.
También es cierto, no obstante, que la presencia física de una persona querida puede calmar una hormona particular que produce estrés, apostilla.
Las emociones de los otros son contagiosas 'al cien por cien', añade el psicólogo, precisamente porque el cerebro está programado para conectar con los sentimientos de la otra persona.
En este sentido, desvela que hay contagios emocionales buenos -'Todos estaríamos encantados de contagiarnos de la felicidad de los demás', señala-, pero también hay emociones 'tóxicas', de las que sólo se pueden proteger aquellos que están equilibrados interiormente.
Con todo, Goleman 'sospecha' que la humanidad no está a la altura de la palabra 'civilizados' y advierte de la necesidad de restaurar la compasión en la sociedad y de mejorar la capacidad de conectar con la gente necesitada a fin de garantizar la supervivencia de la especie humana.
Las personas están predispuestas a la empatía, la cooperación y el altruismo, elementos que han resultado fundamentales para la evolución humana, pero que se están perdiendo debido a las propias estructuras de la sociedad actual, añade.
En la entrevista con EFE, realizada en el taxi que le condujo del aeropuerto madrileño de Barajas hasta el hotel en el que se aloja, el doctor en Psicología Clínica y Desarrollo de la Personalidad, de 60 años, recalca que las personas están 'programadas' para conectar con los otros y para ser 'buenas', pero alerta de que en la sociedad actual se están perdiendo la empatía y el altruismo.
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